Tres de los cuatro directores de Historias para no dormir comentan para este periódico cómo ha sido adaptar al maestro Ibáñez Serrador. La coproducción de Viacom, Prointel e Isla se estrena mañana en Amazon Prime Video. Más Rodrigo Sorogoyen con El doble, Paco Plaza ha versionado Freddy, Paula Ortiz el premiado El asfalto y Rodrigo Cortés, La broma.

–¿Cuáles fueron sus primeros contactos con las originaria Historias para no dormir?

–Paco Plaza: Nuestro nicho por edad es el Un, dos, tres. Historias para no dormir las vimos de pequeños en alguna reposición que veíamos furtivamente por la grieta de la puerta del salón antes de que nos descubrieran y la completábamos en la mente. Así las rescatamos de mayores. De Chicho descubrimos sus dos películas (La residencia y ¿Quién puede matar a un niño?) que yo creo que nos marcaron de forma aún más profunda.

"El valor de los clásicos es su actualidad permanente. Es decir que cada vez que lo coges y le das la vuelta, vuelve a tener relevancia y vuelve a iluminar de forma distinta"

–¿Quién puede matar un niño? es el gran clásico del terror español. –Rodrigo Cortés: Es un clásico mundial. Una película sensacional que ha influido a cineastas de todas las generaciones y nacionalidades. Marcó un antes y un después en el terror a plena luz del día. Fue insólito en aquel momento y ahora nos sorprende. Lo hemos visto después, pero aquella película era infrecuente, arriesgada.

–El terror, como en Los pájaros, en lo inquietamente inofensivo...

–P.P.: Es difícil creer que la misma persona que realizó iconos populares como Un, dos, tres o Waku, Waku dirigiera esas películas que han marcado a cientos de cineastas.

–También había mucho terror y suspense en el Un, dos, tres. “Y hasta aquí puedo leer”...

–Paula Ortiz: Esa frase la han utilizado todos los españoles.

–¿Cómo fue el proceso de cada uno de los capítulos?

–R.C: Lo iniciamos desde casa con un enfoque personal sin olvidar al autor inicial. A su hijo, Alejandro, le pedimos que nos aclarara dudas. Hemos trabajado con un respeto exquisito todo el proceso de creación. Una de las razones por las que nos apeteció la aventura es porque nos refugiábamos en un paraguas mítico que nos permitía devolver en forma de agradecimiento mucho de lo que hemos recibido. Además podíamos trabajar con plena libertad creativa

–P.O.: Cada uno escogió lo que le resonaba en el interior. Con esas herramientas cada uno trabajó de manera intuitiva cómo adaptarlo a su estilo. Nos hemos sentido no sólo respetados sino apoyados por Alejandro, para que cada uno tuviese su personalidad y fijarnos en los parecidos con el maestro.

–¿No les dio miedo de acercarse al propio Chicho?

–P.O.: Fue un pionero y es tan clásico en sus historias que pueden adquirir formas distintas. El valor de los clásicos es su actualidad permanente. Es decir que cada vez que lo coges y le das la vuelta, vuelve a tener relevancia y vuelve a iluminar de forma distinta. Se podrían hacer una y mil veces todas estas historias que saldrán distintas e interesantes.

"La pandemia, el volcán, no son buenos temas para el terror: son temas para la épica, el cine de catástrofes, la aventura apocalíptica"

–P.P: Lo que quizá distingue mi aproximación a la de mis compañeros es que yo abordo la propia figura de Chicho como personaje de ficción. Quería recrear el rodaje del capítulo Freddy de 1982.

–Chicho además trabajaba bajo mínimos, en un estudio.

–R.C: Honestamente, hemos jugado con mucha ventaja. Él rodaba en dos días, con decorados reciclados y con actores muy sólidos que sostenían parlamentos de veinte minutos sin equivocarse. Hay que tener ingenio y economía narrativa para contar esas historias complejas con tanta escasez.

–El año 2021 es una historia para no dormir ¿Con cuál se quedan?

–P.P: A mí impactó Pedro Sánchez comiendo un plátano el otro día. Es un arranque para un Black Mirror. Yo creía que era un meme, en plan Palomares. Lo podía interpretar Clooney, Fue perturbador.

–R.C.: Paradójicamente yo creo que la pandemia, el volcán, no son buenos temas para el terror: son temas para la épica, el cine de catástrofes, la aventura apocalíptica. El terror se beneficia de las premisas de los espacios pequeños. Esto parece una tontería pero general los grandes presupuestos no son buenos amigos del terror.

–P.O.: El terror de ficción en el fondo nos prepara para el terror de la vida real, que es tan implacable. Ese terror de la naturaleza es poco habitable, necesitamos agotar otras experiencias más pequeñas, humanas, internas, que te ponen contra las cuerdas pero que te preparan contra los grandes caos.

–P.P.: Lo que estamos viviendo inspira al drama, a los rescates. El terror se maneja mejor con elementos cotidianos.

–¿Cómo se asusta al público de 2021?

-P.O.: Lo de siempre. La tecla última, que te toca la víscera, que desata el pánico, es un terror es atávico e incotrolable y pertenece a lugares primitivos de nuestra mente.

–R.C.:Y siempre tendremos plátanos.