Juan Gabriel, el ídolo privado, su 'resurrección' televisada en Netflix
El perfil detenido del cantante y compositor mexicano se elabora a través de un legado documental inédito que él mismo conservó para que saliera así a la luz
El cantante mexicano Juan Gabriel muere a los 66 años
Surgen más dudas sobre si Juan Gabriel está vivo
Nueve años después de la muerte del artista mexicano Alberto Aguilera Valadez, mundialmente conocido como Juan Gabriel, Netflix estrena hoy Juan Gabriel: Debo, puedo y quiero, cuyas únicas fuentes son los vídeos, fotografías y audios privados que El Divo de Juárez grabó y guardó durante más de cuarenta años. Es un descubrimiento, una 'resurrección' de quien su ex mánager y algunos fans creen que sigue vivo y se niegan a admitir la tragedia de una pérdida cuando contaba con 66 años.
Los dos episodios de una hora recorren la vida de uno de los ídolos más importantes de México desde su solitaria infancia, “que es la que determina lo que hace en el futuro”, hasta el controvertido concierto en el Palacio de Bellas Artes, con “cámaras inéditas que no se usaron”, explica la directora, María José Cuevas.
“Alberto dejó todo este material para que finalmente se hiciera un documental de su vida, tanto como artista como de la persona”. “Fue una persona muy privada, pero documentó absolutamente todo durante cuatro décadas y sentimos que lo hizo para que llegara este momento. Para que se pudiera contar esta historia”, observa Laura Woldenberg, una de las productoras. Sin emplear otras imágenes que no fueran las de las “veinte cajas con más de dos mil cintas, miles de fotos, en álbumes o sueltas, recortes de periódico y cintas de audio”, la serie recorre sus primeros pasos en la música, el salto a la fama, su relación con su madre y sus hermanos, la vida con sus hijos, la energía en sus conciertos o la manera como afrontó las críticas por su orientación sexual.
Cuevas justifica que solamente se emplea el material almacenado porque “el narrador principal es Alberto con sus archivos, que fueron los que nos guiaron a ver quiénes realmente eran las personas que estaban ahí y darles una voz secundaria. Y luego, la tercera voz son sus canciones”.
Fue “un ejercicio de paciencia absoluto”, ironiza Ivonne Gutiérrez, productora del documental, al recordar la revisión de decenas de cajas. “Hubo siete meses de trabajo de visionado y calificación del material”, afirma Gutiérrez, para más tarde editar durante veintiún meses las dos horas que se podrán ver en pantalla.
“Originalmente iba a ser una película, pero al ver el primer corte que duraba cinco horas y no podíamos quitar nada decidimos realmente contar la historia de principio a fin de toda su vida, en vez de enfocarnos nada más en un momento”, señala Woldenberg.
Y aunque, como recuerda el documental, Juan Gabriel decía que “a un cantante no se le debe ver, se le debe escuchar”, la productora subraya que “este proyecto hay que verlo y hay que escucharlo”.
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