Historias de la tele

¿Quién pagó el primer televisor que tuvo Franco en El Pardo?

Franco en su discurso navideño de 1961, con una mano lesionada por un arma de caza que fue manipulada para atentar contra su vida

Franco en su discurso navideño de 1961, con una mano lesionada por un arma de caza que fue manipulada para atentar contra su vida / RTVE

En 1938 en el cuartel general de los sublevados en Burgos se estima que se hizo una primera prueba de televisión en España a cargo de militares nazis y directivos de la firma Telefunken que presentaban al aliado Franco el invento llamado a cambiar el mundo. La Segunda Guerra Mundial cambió las prioridades aunque tanto en Alemania como en el Reino Unido se iniciaron las emisiones antes de la contienda. España no iba a estar en condiciones de plantearse una cadena de televisión hace casi veinte años después de aquel experimento de Telefunken.

Franco no estaba interesado en popularizar la televisión en el país de su propiedad: era peligroso que se colaran en las casas imágenes de incierta procedencia (como expresó en su discurso navideño, radiado, de 1955) aunque después le harían ver el potencial que era llevar la doctrina y la fe a los hogares a través de la pantalla iluminada. Ya en 1948 su actor favorito, Ángel de Andrés, hizo una actuación televisiva en pruebas, aunque el invento no pasaba de ser un caro pasatiempo.

Al comprobar que España se quedaba atrás respecto a los países de su entorno el búnker fue recomendando no perder esta carrera tecnológica. Fueron ingenieros y técnicos del ejército los que formaron parte de ese núcleo duro que pondrían en marcha la televisión dentro del organigrama de la Dirección General de Radiodifusión encabezada por Radio Nacional de España, emisora nacida como portavoz del bando rebelde desde Burgos. Televisión Española, nombre lógico para la cadena en ciernes en el voluntarioso plató del Paseo de la Habana en Madrid, empezaba a ponerse en marcha desde mediados de la década de los 50 aunque su primer día de pruebas, con aún todo por terminar de montarse, se produjo el 28 de octubre del 56. Una carrera contrarreloj para no ser los últimos ya que incluso en septiembre de dicho año había comenzado a funcionar la televisión en Portugal.

La mejor manera de acelerar la llegada de la televisión en España era que Franco tuviera un televisor en su hogar, en el palacio de El Pardo, y que fuera viendo las emisiones en pruebas. Más de un técnico rompía entonces la cuarta pared dirigiéndose directamente a los espectadores de El Pardo, la esposa del dictador, Carmen Polo, y sus amigas, o los nietos del general.

El televisor Autovox que estaba en el palacio de El Pardo El televisor Autovox que estaba en el palacio de El Pardo

El televisor Autovox que estaba en el palacio de El Pardo

Apenas medio millar de madrileños tenían un televisor en casa en 1956 porque entre otras razones era difícil acceder a un aparato de importación y un cacharro suponía el mismo coste que un automóvil, unas 25.000 pesetas de entonces, que al cambio actual serían unos 20.000 euros.

Para animar a Franco en el camino de contar con la televisión en España fue la dirección de Radiodifusión, es decir lo que hoy llamamos RTVE, el organismo que pagó ese televisor que se instaló en El Pardo. Un modelo Autovox (sí, que cosas, la marca se llamaba Autovox) italiano que estuvo funcionando durante años y que finalmente acabó en el dormitorio del matrimonio Franco y Polo, cerca del brazo incorrupto de Santa Teresa que se llevó también al hospital de La Paz en los días de la agonía de 1975.

Franco terminó aficionándose a la televisión (las sesiones de cine en familia eran un hábito en los domingos, pero el resto de los días, mucha tele). Incluso con los años terminó siendo demasiado aficionado. Ya anciano, cuando se dormía en los Consejos de Ministros, deseaba que comenzara la programación de tarde, con los espacios infantiles, para retirarse a ver la pantalla.

Precisamente la inactividad durante el Mundial de Alemania de 1974, viendo los partidos de la Naranja Mecánica del barcelonista Cruyff, le originó una tromboflebitis que terminó siendo fatal en su declive definitivo. Ya por entonces un aparato moderno en color presidía el salón. Los partidos de aquel mundial alemán, ese país que había ayudado a auparle, se vieron en TVE en blanco y negro. Franco estaba encantado con los telefilmes estadounidenses como Ironside o Cannon que se emitían en color. Ya por entonces el vetusto Autovox estaba arrinconado en el dormitorio (y fue retirado recientemente a la vista de los visitantes), el  televisor pagado por la propia TVE para que el dictador descubriera qué es eso de la Televisión, invento que conmemora su día mundial el 21 de noviembre. 

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