Valeria Mazza y los límites de su vida privada, "Siempre lo tuve claro"

Divinity estrena este jueves el documental biográfico sobre la top model argentina, 'Valeria Mazza: un sueño dorado'

Valeria Mazza, el documental que revela sus secretos y dónde verlo en abierto

Valeria Mazza: "Yo no busqué nunca ser modelo, ni ser famosa"

La modelo Valeria Mazza en una imagen de su documental biográfico
La modelo Valeria Mazza en una imagen de su documental biográfico / Mediaset
Francisco Andrés Gallardo

27 de noviembre 2025 - 07:39

Detrás de una gran mujer también puede haber un gran hombre. En este caso así es. Valeria Mazza le reconoce gran parte de lo que es y de lo que tiene a su marido, el empresario Alejandro Gravier. La top model argentina, de 53 años, atiende a este periódico. Sigue en un lugar destacado en el mundo de la moda y es hora de hacer un sereno balance con la docuserie Valeria Mazza: un sueño dorado, que hoy ofrece en sus tres entregas el canal Divinity a partir de las 22.45.

–¿Cómo se encuentra usted, más allá de la cortesía?

–Con mucha ilusión de cara a este sábado con la final de Bailando con las estrellas, en directo, y encantado con estos participantes que nos han dado ejemplo. Estoy feliz, bien, deseando volver a ver a mis hijos y marcharme a Argentina en unos días.

–¿Recalará en Marbella?

–Vuelvo a casa y en verano estaré más tiempo en la Costa del Sol. Voy buscando el verano.

–Al echar la vista atrás ¿dónde estuvo la gran oportunidad que supo aprovechar?

–Soy un chica que tuvo una posibilidad y la aprovechó, en su pequeña ciudad, Paraná, con 16 años. En realidad quien empezó de modelo fue mi hermana. Me vio un peluquero muy famoso y me abrí la posibilidad de tener un camino. Estuve un año en Buenos Aires y de ahi, a Europa.

–¿Un camino de rosas hasta París?

–He vivido momentos muy lindos. Pero también muchos de sombras, soledad, tristeza. Ha sido un camino donde he podido ir cumpliendo sueños. De haberme casado con mi novio de ocho años, de tener cuatro hijos. Hay aspectos de los que por supuesto no me podría quejar.

Valeria Mazza con personas de su equipo para trazar campañas
Valeria Mazza con personas de su equipo para trazar campañas

–Pero ha sido también una vida de disciplina, de sentirse observada.

–De preocuparme por entrar en el vestido. En mi trabajo el cuerpo está al servicio de lo que pidan y eso es mucha exigencia y disciplina. Cuando te expones es así y yo tenía la ventaja de proceder de la natación.

–¿Cómo encaró todo?

–Yo soy así de disciplinada y es lo que mejor me ha funcionado. No es solo un trabajo individual, es un trabajo en equipo. En un estudio, que está a tu servicio. Ahí mi misión es también crear un buen clima, que me recuerden todos de que mereció la pena el trabajo. Así soy.

–¿Cómo logró labrar esa personalidad en las pasarelas?

–Con la experiencia de que todo lo que sientes es lo que transmites. Por tanto tienes que mostrar que estás convencida de lo que estás haciendo.

–¿Cómo fueron esos momentos de sombras de los que usted habla?

–Momentos en que no había celulares y no sabías nada de tu familia. Yo hablaba con ellos por fax. Era complicado compartir las cosas buenas que te pasaban. Y las malas. También tienes que manejar lo que la gente opina sobre ti. Te puede generar mucha dudas. Hay que hacer en general oídos sordos y confiar en ti.

–¿Tiene quejas de cómo la trató la prensa rosa?

–No. Siempre he consevado una vida privada estable, tranquila...Todos estamos expuestos. Yo viví la época de los paparazzi e intentaba no entrar en el juego. Ahora todo lo compartimos pero yo siempre he puesto un límite: mi casa. Precisamente abro las puertas por este documental.

–¿Y cómo es su relación con el dinero?

–Ahí tuve la suerte de mi marido. De poder desarrollar una carrera junto a él, de tratar a veces con agentes que no son los más confiables...

–La gente le dirá, “qué suerte”.

–La suerte se une a la preparación. Hay millones de mujeres hermosas. La diferencia la hace tu personalida, creer en tus cualidades. Ytodo no es trabajo: en cuanto llego a casa me quito el maquillaje y los tacones.

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