Eriksholm: The Stolen Dream, una mezcla sobresaliente de sigilo y narrativa que convence
El Loot de Txeron
El título de River End Games conjuga un apartado audiovisual de primer nivel con una historia que atrapa desde el primer momento y que precisa de paciencia, táctica y poca acción
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No hay muchos juegos que transmitan esa sensación de que están hechos con un mimo especial, que cuidan cada detalle para sumergirte en un mundo vivo y, sobre todo, con identidad propia. Eriksholm: The Stolen Dream, desarrollado por River End Games y publicado por Nordcurrent, es uno de ellos y ha llegado al panorama videojueguil sin hacer demasiado ruido pero rápidamente ha conseguido conquistarme gracias a una propuesta que mezcla aventura, exploración y una ambientación única inspirada en la Escandinavia de principios del siglo XX.
La historia nos pone en la piel de Hanna, una joven huérfana que inicia una búsqueda desesperada por su hermano Herman, desaparecido en circunstancias misteriosas tras un robo que desencadena un torbellino de consecuencias. Lo que comienza como una misión personal pronto se convierte en una trama mucho más grande, en la que entran en juego conspiraciones, tensiones políticas entre reinos vecinos y hasta elementos fantásticos como la temible viruela del corazón, una plaga que golpea a la ciudad con fuerza y añade un trasfondo oscuro al viaje. Esta mezcla entre el drama humano, las pulsiones más básicas como los lazos de sangre, y las tensiones políticas y militares es todo un acierto ya que todo se siente íntimo y personal, pero al mismo tiempo épico y trascendental, y a lo largo de la aventura se entremezclan con maestría.
A nivel jugable, Eriksholm: The Stolen Dream apuesta por una perspectiva isométrica que recuerda a clásicos del género como la saga Commandos (aquí analizamos su última entrega hace unas semanas), pero con un toque moderno que aprovecha al máximo las capacidades de las consolas actuales. El sigilo es la clave: cada paso, cada cobertura, cada sombra importa. Aquí no se trata de elminar enemigos, sino de observar, planear y ejecutar movimientos con precisión para que no nos detecten. Los guardias patrullan con rutinas creíbles, reaccionan de manera coherente a los ruidos y los cambios en el entorno, y obligan al jugador a usar la astucia más que la fuerza. Si te descubren, no hay margen para improvisar: el juego se reinicia y toca replantear la estrategia, lo que refuerza la tensión y la satisfacción de superar cada reto sin ser visto.
Uno de los elementos más interesantes de su jugabilidad es la posibilidad de alternar entre tres personajes con habilidades únicas cuando avancemos en la historia. Hanna puede arrastrarse por respiraderos y moverse de forma ágil en espacios reducidos; Alva es especialista en trepar y alcanzar lugares inaccesibles; y Sebastian se mueve como pez en el agua, literalmente, ya que puede nadar y aprovechar canales y zonas inundadas para el sigilo. Esta mecánica recuerda un poco a los rompecabezas de los juegos cooperativos, pero en solitario, ya que el jugador tiene que pensar cómo combinar las fortalezas de cada uno para abrirse camino. El diseño de niveles fomenta la experimentación, ofreciendo múltiples rutas y soluciones para un mismo objetivo, lo que da variedad a la experiencia.
Entra por los ojos
El apartado artístico es otro de los grandes atractivos. La ciudad de Eriksholm se presenta como un lugar vivo, con calles adoquinadas, fábricas humeantes y una arquitectura nórdica que transmite tanto belleza como decadencia. La inspiración en la Escandinavia de principios del siglo XX está presente en cada rincón: la iluminación tenue, los detalles en la vestimenta de los NPC, los colores fríos que dominan la paleta… todo contribuye a una atmósfera melancólica y a la vez fascinante. Es un escenario que invita a la exploración y que recompensa al jugador con secretos, coleccionables y detalles que enriquecen la narrativa.
La música y el diseño de sonido cumplen un papel crucial en reforzar la inmersión. Las melodías, sobrias y elegantes, acompañan sin imponerse, reforzando la tensión en los momentos de sigilo y transmitiendo emoción en las secuencias más dramáticas. El sonido ambiental, con pasos lejanos, ecos metálicos y el murmullo de la ciudad, aporta un realismo que hace que jugar con auriculares sea casi obligatorio para disfrutar la experiencia al máximo.
En cuanto a la narrativa, Eriksholm: The Stolen Dream logra encontrar un equilibrio entre el misterio personal de Hanna y el trasfondo político y social del Reino de Rosmark. El juego no solo te cuenta la historia de una joven buscando a su hermano, sino que también plantea temas como el choque entre tradición y modernidad, el impacto de las enfermedades en sociedades frágiles y la forma en que las decisiones individuales pueden afectar al destino colectivo. Eso sí, es una historia muy lineal en el sentido clásico pero se mantiene un ritmo sin altibajos en la misma que invita a seguir adelante.
A nivel técnico, el juego luce sólido. La cámara isométrica se maneja con fluidez y permite inspeccionar el entorno con libertad, lo que es vital en un juego de sigilo. Los tiempos de carga son mínimos en consolas de nueva generación (está disponible para PS5 y Xbox Series) y en PC lo que ayuda a no romper la inmersión con tiempos muertos. Quizá algunos jugadores esperen más espectacularidad gráfica en comparación con superproducciones, pero Eriksholm apuesta más por el detalle artístico que por el realismo fotográfico, y en ese terreno brilla con luz propia.
En definitiva, Eriksholm: The Stolen Dream es una aventura que se siente fresca y a la vez clásica, con un respeto profundo por el género del sigilo y una clara intención de contar una historia que va más allá del simple entretenimiento. Es un juego que exige paciencia, observación y reflexión, y que recompensa al jugador con momentos de auténtica satisfacción cuando logra superar un obstáculo usando ingenio y estrategia.
Eso sí, hay que tener claro que no es un título para quienes busquen acción porque no la encontrarán. La paciencia, la toma de decisiones metidatas, a veces milimétricas, y un ritmo pausado marcan su idiosincracia. Si te gustan los juegos de sigilo y una historia que engancha, aquí has encontrado tu juego.
Hemos probado Eriksholm: The Stolen Dream gracias a una clave que River End Games nos ha proporcionado para PS5 a través de Game.Press.
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