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Son granaínos y viven en Huelva. En un pequeño pueblo en riesgo de despoblación donde se practica la 'slowlife' situado a un paso de Portugal.
Los habitantes de El Granado comparten el gentilicio popular de los vecinos de la ciudad de la Alhambra aunque se encuentren a unos 400 kilómetros de distancia.
Además de la bonita alusión al granado y su curioso gentilicio que llama la atención a muchos turistas y visitantes, este bonito pueblo onubense ofrece una oportunidad fantástica para quienes empiezan a planear una Semana Santa dedicada a la relajación y el contacto con el silencio y la naturaleza.
Situado en las proximidades del río Guadiana, al oeste de la provincia, pertenece al Andévalo y al partido judicial de Ayamonte. "Su paisaje está formado por terrenos agrícolas, forestales y de pastos, entre los que sobresale la Presa de la Chanza, una de las más grandes de la provincia y que aporta un elemento de interés al paisaje", destacan desde el portal de Turismo de la Junta de Andalucía.
Sus casas blancas salpicadas del verdor que emerge de sus patios y el rojizo de los tejados son parte esencial del paisaje de esta localidad que forma parte de los 9 municipios de Huelva en riesgo de despoblación ya que no alcanza los 500 habitantes.
El municipio cuenta con varios núcleos poblacionales y el más conocido es el llamado Puerto de la Laja, una aldea minera en el siglo XIX, que tiene apenas 13 vecinos.
La historia minera de esta zona comenzó en el siglo XIX cuando se produjo un gran cambio en la economía debido a la explotación de la mina de manganeso de Santa Catalina y la construcción del cargadero de mineral en El Puerto de la Laja. No obstante, la crisis de la minería hizo volver al pueblo a las actividades agrícolas.
En la actualidad, indican desde su Ayuntamiento, "el futuro de la economía granaína parece encontrar dos nuevas vertientes o fuentes de ingresos, la energía eólica y el turismo rural. Los recursos naturales de los que está dotada la localidad son su principal potencial para el desarrollo de nuevas actividades económicas".
Si se visita El Granado y se tiene interés en el arte, es obligatorio hacer parada en su Ermita de la Trinidad en cuyo interior se guarda un lienzo que atribuyen al pintor barroco, Murillo.
Además de esto, también se recomienda la visita a las Iglesia de Santa Catalina, del siglo XV, construcción en la que conviven los estilos renacentista, barroco y neoclásico.
En El Granado se encuentran zona de interés como su Molino de Viento, del siglo XVIII y el Museo Etnográfico y de Aperos de Labranza.
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