La sala Miguel Hernández de la Casa García de Viedma de Armilla acoge este mes la exposición 'Con aguja, hilo, paciencia y tul', que conmemora los 20 años de existencia del taller municipal de bordado de este tipo de tejido ligero. Una muestra en la que han participado trece mujeres y en la que se exponen todo tipo de piezas tejidas por las mismas.

Pañuelos, picos, abanicos, mantillas, cuadros, peinetas, velos... toda pieza capaz de ser tejida en este tipo de textil ligero con estructura abierta en forma de red viste las paredes de la sala de exposiciones municipal armillera más grande. Todas ellas hechas a mano por las componentes del taller municipal de bordado en tul.

Desde hace 20 años, la responsable del taller municipal de bordados en tul y comisionada de la exposición, Aurora Moya, ha llegado a enseñar a mujeres de la localidad como bordar de forma artesanal y manual este hilo tan fino y de tacto más suave que el de otros tejidos de malla.

"Tras muchos años al frente del taller me siento muy satisfecha ya que he visto la aceptación que tiene en mi pueblo una tarea tan enriquecedora y que ya estaba prácticamente desaparecida en el municipio", ha comentado la responsable del taller.

Al admirar las piezas de cerca y tocar la vaporosidad de los hilos, se ve la pulcritud del trabajo que Aurora Moya ha transmitido a sus alumnas, buscando una perfección en el bordado que dista mucho de las piezas creadas de forma mecánica y comercial. Ninguna tara, ninguna fibra suelta, patrones simétricos y un trabajo manual que solo se puede entender con la pasión de la aguja y el hilo.

"Frente al bordado comercial, hecho a toda prisa, sin miramientos y con objetivos meramente económicos, he luchado para que ese bordado, delicado y realizado a fuego lento, se disfrute cada paso, sin prisa pero sin pausa", comentaba Moya en la inauguración a este periódico, unas enseñanzas que transmite a sus alumnas y que confirman ese trabajo y aprendizaje metódicos.

Moya ha comentado durante la inauguración que este tipo de bordado es muy granadino, y que desgraciadamente está cerca de desaparecer. Con la elaboración de estas piezas su familia ha llegado a pagar las deudas en la época franquista, y es ahora cuando puede transmitir ese conocimiento que le enseñaron su madre y su abuela y que fue pasando de generación en generación. La 'profesora', como la llaman las alumnas del taller, ha llegado a transmitir hasta a 30 mujeres de forma simultanea este arte.

"Creo que con esta actividad, desde la Concejalía de Cultura, se está contribuyendo a que una de nuestras tradiciones más antiguas no caiga en el olvido y que la ciudadanía de Armilla disfrute con un arte noble que encierra todo el interés del trabajo bien hecho, y que potencia una serie de valores que, en este mundo estresado que nos ha tocado vivir, hay que volver a retomar"

Mientras los habitantes de la localidad recorrían las estancias de la sala expositiva, sorprendiéndose por las piezas presente, la responsable aseguraba sentirse "orgullosa de que nuestro modesto taller se haya convertido en ese espacio propio donde no solo se borda, sino que también es lugar de encuentro, amistad e intercambio". 

"La gran mayoría de mis alumnas son personas mayores, y me gustaría que esta forma de bordado se transmitiera a los más jóvenes, para que no se pierda. Tengo una alumna más joven que utiliza el poco tiempo que tiene entre cuidar a sus hijos y sus labores de casa para dedicarle unas horitas al tul. Ese es para mi el mejor regalo que puede haber, que te dediquen su tiempo", valoraba Moya, con emoción en la voz y ojos vidriosos.

Un taller que tiene sus puertas abiertas de par en par para que toda aquella persona que quiera descubrir ese fascinante universo que encierra algo tan sencillo como es el hilo, la aguja, y el tul.