Toros

Clase práctica en Huéscar

  • La localidad granadina acoge la primera semifinal del Certamen de las Escuelas Taurinas de Andalucía

  • La novillada, transmitida por Canal Sur, se celebra bajo las estrictas medidas de seguridad exigidas por Sanidad

Moli de Ronda, a la verónica.

Moli de Ronda, a la verónica. / Juan Miguel Alonso (Huéscar)

Durante la tarde del Día de la Virgen se celebró en Huéscar una novillada en clase práctica, perteneciente a la primera semifinal del Certamen de las Escuelas Taurinas de Andalucía, espectáculo que fue retransmitido en directo por las cámaras de Canal Sur Telelevisión. Hay que destacar la excelente organización del festejo por parte del Ayuntamiento de Huéscar, pues se cumplió estrictamente todas las normas exigidas por el órgano superior competente para este tipo de espectáculos culturales, dadas las especiales circunstancias de la pandemia de la Covid 19.

Se lidiaron seis erales, bien presentados, de Apolinar Soriano de La Carolina (Jaén). El que saltó al albero en quinto lugar fue premiado con vuelta al ruedo. Tarde soledada y con temperatura suave. Asistieron 360 espectadores, aforo máximo permitido. Presidió el festejo Antonio Marín Rodríguez, asesorado artísticamente por Mario Fernández Chillón. Amenizó la tarde la Banda de Música de Huéscar, dirigida por el maestro Alonso Soler.

Abrió la plaza Julio Alguiar, de la Escuela Taurina de Málaga, vestido de agua marina y oro, que se enfrento a Leoncillo, de color castaño, que en su lomo llevaba el número 45. Lució recibiendo con el capote. Con la muleta destacó por el pitón izquierdo, pero basando la faena en los adornos finales, que fueron demasiado largos. Cierto es que el eral los admitía, pero esto le llevó a escuchar un aviso. Mató de dos pinchazos y media, por lo que fue aplaudido por el respetable.

Momento del paseillo en la recientemente remodelada Plaza de Toros de Huéscar. Momento del paseillo en la recientemente remodelada Plaza de Toros de Huéscar.

Momento del paseillo en la recientemente remodelada Plaza de Toros de Huéscar. / Juan Miguel Alonso (Huéscar)

El segundo novillero fue Jesús Llobregat, de la Escuela de Baeza, que tuvo en suerte a un colorao, ojo de perdiz, y axiblanco, de nombre Topinito, marcado con el 51 y que fue el novillo más difícil de la tarde, sobre todo por buscar siempre la puerta de chiqueros. Fue una labor importante de Llobregat, que llevó al toro a su terreno con una sencilla y sentida faena, con hondura y sin alardes. Tras una estocada entera mal posicionada, pinchó después, para rematar con un estoconazo que hizo rodar al animal. Se hizo acreedor a una oreja tras dos avisos.

Joselito Sánchez, de Osuna, de blanco y plata, lidió a Estudioso, castaño claro de capa, que lucía el número 11. No fue el novillo con más fuerza pero quizá el de más calidad. Metió la cabeza, surcó el albero con el hocico y repitió con nobleza. El novillero, no estuvo a gusto y se vio obligado a perder paso en los lances, pero no fue obstáculo para cerrar una buena faena con ambas manos. Hubiera tenido más éxito si hubiera exprimido el pitón izquierdo. Pronto el eral pidió la muerte y se tiró derecho tras la espada. Estoconazo certero y dos orejas de premio.

Molide Ronda, de la Escuela de Ronda. Ratatorpe fue su oponente, un eral colorao ojinegro señalado con el 56. El torero, de nazareno y oro, recibió espectacularmente con el capote al alternar verónicas y chicuelinas. No le facilitó la labor el novillo, que acortaba el viaje y pasaba rebrincando, pero el torero lo superó con creces con buenas series en redondo. Finalizó con pases circulares y por la espalda, dándose un arreón. Estuvo en novillero, mató de entera y descabello. Escuchó un aviso, y paseó una oreja por el coso.

Vistoso natural de Isamel Martín Vistoso natural de Isamel Martín

Vistoso natural de Isamel Martín / Juan Miguel Alonso (Huéscar)

Sin suerte

El quinto, un colorao ojinegro y bociclaro, fue para Ismael Martín, de purísima y oro y alumno de la Escuela de Salamanca. Se enfrentó a Caetado, que lució el número 10. Si no hubiera errado con la espada se hablaría del gran triunfador de la tarde. Clavó tres pares de banderillas con soltura, brindó al público y a punto estuvo de formar el lío. Toreó despacio. Comenzó con la derecha, pero pronto vió que el pitón potable era el izquierdo. Martín toreó al natural con un gusto exquisito, con armonía y sabor. Cogía al novillo en Barroeta y lo soltaba en Alhóndiga –las dos calles que delimitan la recién reformada plaza de toros de Huéscar–, con las zapatillas clavadas en el albero, se metió entre los cuernos del novillo e instrumentó toda clase de pases. La tranquilidad que tuvo durante la faena la olvidó con la espada y perdió más trofeos: sólo consiguió una oreja.

Cerró plaza Marcos Jesús, de blanco y oro, de Jaén, que lidió y dio muerte al novillo número 40, un colorao ojinegro de nombre Ordenado. No pudo lucir con el capote ante un animal que cabeceaba. Con la muleta no fue fácil, pero logró que el eral no se orientara al taparle y conseguir que entrara en la franela. Lo hizo con mucho estilo y con pureza, por ambos pitones. Puso el broche con una serie de ayudados por alto junto a barrera que gustaron al público. Mató de gran estocada y consiguió dar la vuelta al ruedo con dos orejas.

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