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Granada se cuela en la lista de 100 pueblos más bonitos de España según 'National Geographic'

Granada cuenta con pueblos de inmensa belleza

Granada cuenta con pueblos de inmensa belleza / Granada Hoy

Hay reconocidos portales web que dedican sus espacios a mostrar y enseñar aquellos lugares que debe visitar un viajero aficionado. El mundo, dada su amplitud, posee de increibles rincones y espacios que merecen ser vistos al menos una vez en la vida.

Uno de estos reconocidos portales, por no decir el de mayor importancia, es National Geographic. Su redacción ha decidido realizar el ranking con los 100 pueblos más bonitos de España. En esta ocasión la provincia de Granada cuenta con tres municipios que han seleccionado.

En el número 44 está Guadix. El medio se sorprende que a solo 40 km de Granada se extienda el territorio con la mayor concentración en Europa de viviendas trogloditas habitadas. Se trata de la comarca de Guadix, situada en un extenso altiplano a 1000 m de altitud, en el declive norte de Sierra Nevada. Solo en la ciudad, más de dos mil casas-cueva albergan a la mitad de la población. Asomados al mirador Padre Poveda en Guadix, rodea un escenario de casas con puertas y chimeneas encaladas donde no existen las ventanas, por lo que es fácil adivinar que se adentran en la tierra. 

Un primer contacto con este mundo de aspecto irreal es la visita a la cueva-museo del Centro de Interpretación de  Guadix. La casa permanece como la dejó la familia Cruz-Úbeda en 1980. Recorriendo las estancias y viendo los enseres, el tiempo se detiene y la imaginación del visitante se inunda de risas, pasos y voces. Además del Barrio de las Cuevas, en Guadix no puede faltar un paseo por la terrosa Alcazaba del siglo XI y la exuberante Catedral y sus palacios señoriales, para acabar en la plaza de la Constitución, saboreando un típico tocinillo de cielo.

Para el número 59 han introducido el pueblo de Montefrío.En este lugar confluyen barrancos con sus respectivos arroyos desde varios puntos cardinales, esculpiendo el paisaje como si fuera un bajorrelieve. En el centro del nudo fluvial se yergue la imponente peña que Abú Abdalá Yusuff coronó con una alcazaba nazarí en el siglo XIV. Tras la conquista del enclave en 1486, lo que abría el camino hacia Granada, la fortaleza fue demolida. En su emplazamiento se erigió la iglesia de la Villa, un espacio cerrado al culto que hoy acoge el Centro de Interpretación de la Última Frontera de Al-Andalus.

Hacia esa peña miran, hechizados, los cinco miradores que jalonan el perímetro de Montefrío, rivalizando entre sí. La esbeltez de la roca, el templo que la culmina, las casas que se encaraman por la montaña a través de sinuosas cuestas buscando su protección... En el centro, destaca la iglesia de la Encarnación, construida en el siglo XVIII por Lois de Monteagudo inspirándose en el Panteón de Roma, sorprende con su planta redonda y una cúpula de 30 m de diámetro. Da gozo pasear por las calles que ascienden a la antigua fortaleza. Cada casa aporta su toque genuino al conjunto, como teselas de un mosaico donde los monumentos megalíticos vecinos, el Mons Frigidus de los romanos, la arquitectura árabe o el arte andaluz de vivir se entretejen con humildad y acierto más allá del tiempo.

Por último, en el número 69 está Pampaneira, Precediendo a sus vecinos Bubión y Capileira y en pleno corazón de la Alpujarra, Pampaneira dibuja una postal de casas blancas con sus terraos grises, chimeneas de sombrilla y balcones floreados. Desde dentro, el protagonista sigue siendo el blanco, que serpentea y se amolda al desnivel de unas callejuelas que ponen a prueba el físico de los visitantes con sus subidas y bajadas. Otra recompensa son algunas de sus numerosas fuentes conocidas por sus aguas medicinales y que, junto a los lavaderos, narran su pasado morisco.

Aunque su origen se remonta a la época romana, su urbanismo y arquitectura son bereberes, pues fue durante el período árabe-andalusí cuando Pampaneira experimentó su mayor desarrollo agrícola, marcado por la producción de seda. Una herencia que permanece en los bancales de cultivos de patatas y viñedos salpicados por frutales, nogales y castaños que tapizan las laderas del barranco, a uno y otro lado del río Poqueira y al sur de Sierra Nevada. No en vano, la etimología de Pampaneira procede del latín pampinus (pámpano), en relación a la frondosidad de sus tierras y a la vid que tantos años las ha acompañado.

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