Este municipio de Granada con poco más de 1.100 vecinos vuelve cada primer viernes de agosto a los recovecos de su pasado para celebrar la Fiesta de la Prehistoria, un recurso troglodita que combina tapas paleo y trajes cavernícolas como reclamo para blindar un futuro lleno de turistas.

En taparrabos, con pieles y abalorios de hueso, con guerras de clanes y orgullosos del pasado. Así amaneció Píñar, un pueblo empeñado en recordar a sus ancestros para inmortalizar un futuro repleto de turistas como si lo picaran en piedra.

El municipio ofreció ayer un viaje a su pasado troglodita y apuesta por esas tan de moda dietas paleo, las que ponen sobre el fuego, hecho frota que te frota con dos palos, lo que cada cual pueda cazar en el supermercado. El objetivo, explicaron, es recordar un pasado histórico para que también sean históricas las estadísticas sobre visitas turísticas a este municipio que presume de raíces neandertales y mima su Cueva de las Ventanas, catalogada como Bien de Interés Cultural y Monumento natural de Andalucía.

El Ayuntamiento facilitó seguir los cánones estéticos de la época y cuenta con un servicio de sastrería para que los visitantes se puedan mimetizar con el resto de vecinos de este prehistórico enclave.