Es tiempo de Corpus en Granada. Las casetas están ultimando preparativos para acoger a todos los que deciden pasarse a tomar un 'rebujito', la puerta está dispuesta para proceder a su encendido y los columpios esperan para divertir a los más infantes. Muchos eventos acontecen a lo largo de esta semana especial en la capital. Una de ellas, con gran tradición, es la Tarasca.

Este personaje se ha convertido en una parte importante de los eventos del Corpus. Se trata de un desfile que se celebra el miércoles de la semana del Corpus. El elemento principal es un maniquí subido encima de un dragón. Como curiosidad, la vestimenta del propio maniquí cambia cada año, sirviendo de tema de conversiación entre aquellos a los que les ha encantado y otros a los que no les ha gustado nada.

Según los estudios realizados por historiadores expertos esta parte de la fiesta del Corpus fue introducida en la época que reinaban los Reyes Católicos. Con esta festividad querían crear un evento en el que la gente se divirtiera tanto que dieran la sensación de que todos estaban locos a su alrededor.

Este mito de la Tarasca representa el triunfo del bien sobre el mal. Proviene de una festividad de la región francesa Tarascon, creada en el siglo XIV y que se fue expandiendo por la península posteriormente. En un principio eran muy características en diferentes puntos de España, pero con el tiempo se han ido perdiendo en la mayoría de las regiones. En Granada decidieron continuar con esta tradición.

La Tarasca viste un traje nuevo cada año

Existen dos leyendas que dan origen a la Tarasca. La primera es aquella que la describe como un animal monstruoso y feroz, mitad serpiente y mitad mujer. Se dedicaba a engañar a los hombres, atrayéndolos con la belleza humana de la parte de la mujer para terminar devorándolos sin piedad. Esta historia tienes su origen en la cultura céltica.

Por otra parte hay otra versión, que se ajusta algo más al modelo que desfila en la actualidad. La mujer protagonista es Santa Marta. La criatura mitológica de la tarasca, que habitaba Tarascon, dedicaba su tiempo a atemorizar a los habitantes de la región y a destrozar los campos y cosechas. Su forma esra el de un dragón con seis patas, torso de buey, un caparazón de tortuga, una cola que terminaba en un aguijón parecido al de un escorpión y una cabeza grande y con una dentadura cercana a la de un león.

El rey de la región intentó atacar y matar a la criatura con todo su ejército, pero no obtuvo ningún éxito. Así apareció Santa Ana, que fue a enfrentar al monstruo. Mediante sus plegarias consiguió convencer a la quimera y de esta forma domarla. Montada sobre ésta, Santa Ana volvió a la ciudad sorprendiendo a todos los habitantes, al más puro estilo Daenerys Targaryen, uno de los personajes principales del mundo de Juego de Tronos. Pero esto no fue suficiente para que el miedo entre los que habían padecido la furia del dragón desapareciese. Por eso, una noche, mientras la bestia dormía, varios campesinos atacaron y mataron al monstruo.