Verano del 86
El verano de mi vida
Lucas Alcaraz (Granada, 21 de junio de 1966) tiene poca carta de presentación. Es el entrenador que más partidos ha dirigido en todas las categorías del fútbol español. Quién le hubiera dicho con apenas 20 años que también sería el segundo entrenador con más partidos en Primera con su Granada CF.
Con el inevitable paso del tiempo, las preocupaciones se convierten en una hoja perenne en el árbol de nuestras vidas. Pero hasta los más responsables tuvimos un tiempo en que los problemas no tenían sitio en las ramas del árbol veraniego.
En mi caso voy a elegir el verano del 86. Casi parece que inicio un capítulo de Cuéntame Cómo Pasó, pero queden tranquilos que solo coincidiremos en la época en la que se desarrolla el mini-relato.
Concretamente ese verano, junto con mi cuñado Migue y algunos amigos, jugábamos las 24 horas de fútbol sala de Motril y de casi todos los municipios de la costa granadina.
Este tipo de torneos aunaban dos pasiones: por una parte el balón y, por otra, la importante necesidad del adolescente de buscar actividades para no acostarse hasta el amanecer.
Como la España del pre éxito, siempre pasábamos la fase de grupos y caíamos en el primer o segundo 'partido a vida o muerte', que era realmente como afrontábamos este tipo de torneos. La decepción no duraba mucho ya que la noche siempre continuaba...
Y para no abandonar actividades nocturnas, siempre que hay algo trascendente que recordar en cada una de nuestras biografías. Y es imposible hacerlo sin una banda sonora, esa que agotábamos en el radio cassette del coche buscándola con los botones de FF y del REW.
En este caso, y en mi relación de pareja con mi entonces novia Maty, esa banda sonora la pusieron Rebeldes con Bajo la luz de la Luna, en un concierto que, con mechero en mano, bailábamos en el Polideportivo Municipal de Salobreña... Los Trances... En ese momento no hizo gala a su nombre el estadio (me refiero a mi relación de pareja, para los mal pensados).
Pero en mi vida, hasta lo más estrictamente personal, tiene que ver con el fútbol. Pues bien, tras ese concierto, pleno de amor y emotivos recuerdos que hoy guardo como un tesoro, la siguiente visita fue como entrenador del Club Deportivo La Herradura 2000 y perdimos 2-1 encajando el gol definitivo pasado el descuento. Y nos lo marcaron con la mano. Entonces no había VAR...
Lo del nombre del estadio quedó más que justificado en este caso.
Anécdotas posteriores aparte, creo que ese concierto y ese verano forman parte del mini cofre de recuerdos veraniegos que todos guardamos, y que son difícilmente extrapolables a otras edades, y es por lo que hoy lo comparto con vosotros y vosotras.
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