Adiós a La Oficina, el mítico bar de La Caleta se despide después de 30 años: "Quizás el truco sea estar presente"

Julio y Dolores cierran una larga etapa colgando el cartel de "se traspasa" y con este mensaje, queda dicho también un adiós

Se pierde un bar de barrio: cierra el local que sirvió cafés y cañas a los trabajadores de Cervezas Alhambra durante 60 años

Bar La Oficina en Granada
Bar La Oficina en Granada / Antonio L. Juárez / PGMedia

Es posible que el 90% de los granadinos se hayan acodado alguna vez en su barra metálica, hayan probado su menú o simplemente, hayan acudido a la esquina más famosa de la Caleta a tomar un respiro con un café o una cerveza. A lo largo de sus 31 años La Oficina ha sido tregua, alivio y centro de avituallamiento oficial de familiares de personas hospitalizadas en el Virgen de las Nieves, trabajadores de los Juzgados, vecinos o personal sanitario. También de periodistas, que encontraban en este bar, muy cercano a aquella redacción, el descanso para el café, la sede de alguna entrevista o el cierre de un día largo.

Los vecinos más asiduos, esos que acuden a visitar al matrimonio formado por Julio Rojas y Dolores Jiménez cada día desde hace décadas ya han recibido la noticia de que su bar de cabecera cerrará en los próximos meses. En una de sus puertas se ve un cartel que reza "se traspasa" y con este mensaje queda dicho también un adiós.

Una merecida jubilación

Julio cuenta que ahora toca descansar, una merecida jubilación les espera a él y a Dolores después de 31 años a pie de barra. Con esta despedida el barrio pierde uno de los pocos supervivientes de aquella vieja escuela de la hostelería granadina. En este caso usar este término encaja perfectamente en el puzle de la historia de La Oficina. Desde su apertura en 1994, Julio, Dolores y, más tarde también su hija Cintia, han tenido que lidiar con las molestias que siempre generan las grandes obras.

Testigo de todas las versiones de la avenida de la Constitución

Julio comenta que pasaron por baches durante la construcción del parking de la Caleta, las obras del Metro y, también cuando durante la reforma del hospital se cambió la entrada al mismo. Pese a todo eso, esta familia se ha mantenido en pie, no sin esfuerzo, y cómo él mismo explica también han visto todas las versiones de la avenida de la Constitución.

Sobre su trayectoria en el barrio Rojas hace especial referencia a los vecinos, aquellos cada noche han acudido de forma fija a visitar La Oficina. También guarda unas palabras para tantos familiares de pacientes ingresados en el hospital que han ido allí día tras día durante el periodo de hospitalización a comer, tomar un café, un descanso. "También hemos llorado sus penas", explica este camarero profesional que entiende el valor de la cercanía y la familiaridad en el trato para ser referente.

"Quizás ese sea el truco, estar presente"

"Quizás ese sea el truco, estar presente", añade Julio cuando se habla del éxito de estas pequeñas empresas familares cuyo espíritu de trabajo contrasta con todos esos nuevos bares que abren y cierra al poco tiempo porque "aparecen solo para hacer la caja y poco más".

Durante estas tres décadas, el horario de este matrimonio era de lunes a domingo por que lo que, indica, sí lo echará de menos, pero el cuerpo ya no es lo que era y "después de tanta lucha toca descansar". "Esto es lo que sabemos hacer y gracias a dios nos ha ido bien estos años", conluye el dueño de una referencia de la hostelería granadina que, como otros tantos, dejará huella en su barrio.

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