El arte de cocinar se aprende en la Escuela de Cocina de Javier Vílchez, chef y docente de reconocido prestigio que entiende la cocina como "su pasión y un medio de vida", del que no se cansa. Son muchos los que han adquirido con él la destreza de desenvolverse con soltura entre fogones, independientemente, de la "edad, el sexo o la nacionalidad", como él mismo asegura. Jubilados, amas de casa, jóvenes, extranjeros, menores, viudos... son susceptibles de un taller, curso, cata o jornada del experto, cuya idea de negocio resultó ganadora de EmprendeJoven en 2006, mientras terminaba sus estudios como Técnico Superior en Nutrición y Dietética.
Entre su oferta formativa cualquier desafío vale, desde cocina básica, italiana, japonesa, sushi, rápida y sana, baja en calorías, tradicional granadina y española, avanzada, talleres sin gluten ni lactosa, dietaterapia, cumpleaños, catas de vino, cerveza, chocolate... no se cierra a nada y sus clases tienen éxito. Algunos de sus clientes también han llegado a la escuela con las tarjetas regalo, "algo muy socorrido para fechas navideñas", comenta. Lo cierto es que sus aprendices son fieles. "Tengo alumnos que empezaron en los comienzos y aún siguen asistiendo con asiduidad", indica satisfecho del trabajo realizado hasta la fecha en la calle San Marcos, una bocacalle de San Antón. También colabora con cursos de formación para Cruz Roja.
Su último paso en este negocio es el gastrobrador, un rinconcito totalmente integrado a la entrada de la Escuela, que da respuesta a la demanda de los propios alumnos de poder comprar los productos elaborados en el obrador -dulce y salado- a diario. "Obramos por la mañana y vendemos los productos por las tardes de lunes a viernes generalmente", especifica Vílchez. También se pueden hacer encargos por teléfono, email o en persona.
El gastrobrador es un servicio que según él es como "el sastre que te hace la cocina a tu gusto". "Nuestra oferta es selecta y limitada para poder ofrecer siempre una calidad gourmet", apunta Vílchez.
Además, se ha adaptado una zona de espera en la que degustar café expreso y una variedad de infusiones y tés, mientras empieza el curso o preparan el pedido.
La Escuela de Cocina Javier Vílchez se ha ido adaptando a la demanda, que no es poca. Así ofrece talleres de paella y tortilla de patatas (en inglés) para alumnos extranjeros, un público de más de 500 personas al año procedentes de Alemania, EEUU, Inglaterra o Italia que se interesan por la gastronomía local y nacional y que Vílchez maneja al dedillo.
De hecho, en los últimos años la creciente programación televisiva sobre esta materia ha hecho del arte culinario su plato fuerte, por lo que el interés por elaborar menús gastronómicos también se ha visto incrementada gracias a "los reality que, aunque a veces nos dejan un poco mal al gremio porque se centran en la discusiones más que en la formación, han potenciado el gusto por la cocina, no sólo en un sector determinado, si no un público más extenso, que visibiliza el que todos podemos cocinar. A los niños les encanta". Así, parece que guisar no requiere grandes habilidades -sí ganas- y como todo en esta vida con buenos maestros se puede aprender. Muchos se meten en la cocina por gusto, otros por necesidad y otros por amor.
En la Escuela de Cocina de Javier Vílchez puedes iniciar de cero con talleres de cortar, limpieza de pescado, croquetas, hamburguesas, tarta sacher... o con un monográfico de panadería. La cuestión es empezar, porque el arte de cocinar se aprende.
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