"En mi casa las vacaciones eran algo muy esperado"

El verano de mi vida

fátima gómez Es alcaldesa de Alfacar y diputada provincial de Cultura y Memoria Histórica y Democrática. Recuerda con mucho cariño cómo su madre organizaba cada año los meses estivales, los reencuentros con los familiares que vivían lejos pero sobretodo las tardes de verano en su juventud.

Veranos entrañables. Fátima Gómez recuerda con especial ilusión sus veranos junto a sus familiares y amigos. En la foto inferior la alcaldesa de Alfacar y diputada de Cultura sale de pequeña junto a su padre.
Veranos entrañables. Fátima Gómez recuerda con especial ilusión sus veranos junto a sus familiares y amigos. En la foto inferior la alcaldesa de Alfacar y diputada de Cultura sale de pequeña junto a su padre.

24 de agosto 2018 - 02:35

Mis primeros recuerdos del verano tienen que ver con Granada, con esos veranos calurosos, con viajes interminables en tren, cargados de paquetes, en el expreso Madrid-Granada que duraba toda la noche... luego poco a poco los viajes se fueron mejorando tanto en tiempo como en comodidad, sólo superados por las idas y venidas a Motril a casa de mi tía Paca y mi tío Miguel por la carretera antigua, llena de curvas, con el coche a tope y sin aire acondicionado. Imaginaos el infierno para alguien que como yo, que se marea a la primera curva, mis padres me cuentan mil y una anécdotas al respecto.

Tengo que decir que las vacaciones en mi casa eran algo muy esperado, algo que se preparaba con mucho cariño y que mi madre se ponía a organizar desde el mismo momento que mi padre venía contando las fechas del mes de vacaciones: ahí mismo empezaba la organización. Para muchos quizás resulte una exageración, pero no lo es, si pensamos en los años 70 y 80, y sí pensamos que mi familia es una familia de emigrantes que se fue en busca de una oportunidad y que sólo veníamos a ver a la familia una vez al año. Es ahí donde radicaba la importancia de todo. Volver a Alfacar, a Benalúa de las Villas, volver a Motril, era volver a disfrutar de la familia, de los amigos y de esta maravillosa Granada. Las despedidas luego eran muy tristes.

Las vacaciones eran el momento del disfrute, de las salidas con las amigas, de los baños interminables en el Club, donde el trampolín era imprescindible para estar todo el día saltando, y de las risas, muchas risas…. me encantaba todo lo que aquí se hacía en vacaciones que en León, en Santa Lucía donde nací, era imposible, ni por el clima, ni por costumbre. Me encantaba ese acento maravilloso, ese andaluz que tanto me gustaba y me gusta… mi acento también causaba risas entre mis primos y sus amigos, con los que salía, ese castellano "tan perfecto" a ellos también les causaba gracia y cachondeo.

Los primeros recuerdos no son de muy pequeña, ya estaba mayor. Pero sin duda los mejores veranos fueron los de la adolescencia y juventud. Ese salir todos los días con el fresquito a la discoteca de verano de Los Pinos, donde las mujeres no pagábamos y los hombres, apenas lo que costaba una consumición, daba pie a bailar, reír, conocer… lo pasábamos realmente bien. Los lunes la discoteca Los Pinos cerraba y nos subíamos a Fuente Grande o a Los Olivos y allí nos divertíamos también. También la Sierra de la Alfaguara nos servía para excursiones magníficas. Un día de sierra era lo más, tanto con la familia como con los amigos.

No sé en qué momento me enamoré de Granada y de Alfacar, pero yo solo quería venir cada vez que tenía vacaciones, todos sus olores y sabores me alimentaban durante todo el año y tenía claro que lo que más quería era quedarme aquí, y vivir aquí. A veces, sólo a veces, los sueños se cumplen.

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