Los Cerezos: el legado de una familia y la esencia de Monachil en cada plato
Gastronomía
El restaurante granadino, con más de 40 años de historia, es un ejemplo de esfuerzo e innovación en la gastronomía, creciendo y evolucionando continuamente a lo largo de los años

En Monachil, donde la naturaleza y la historia se abrazan, se encuentra un tesoro que ha resistido el paso del tiempo: el restaurante Los Cerezos. Fundado hace 43 años por Juan Martín, este emblema de la gastronomía granadina ha crecido al ritmo de su familia, convirtiéndose en un punto de referencia para locales y viajeros que buscan tradición y autenticidad en cada plato.
Rodrigo y Nuria, hijos de Juan, han vivido desde niños la evolución del restaurante. Recuerdan cómo su padre y su madre, Luisa Montoya, con una visión incansable y un espíritu emprendedor, transformaron un pequeño negocio en un complejo gastronómico con hotel, salones de celebraciones y una de las mejores terrazas con vistas de la región. “Todo empezó con una idea y con la voluntad de nuestro padre de crear algo propio en su tierra,” comenta Rodrigo. “Trabajó fuera, en hoteles de la isla, pero su sueño era traer a Monachil un lugar especial, y lo logró con mucho sacrificio y constancia”.
El nombre Los Cerezos no es casualidad. El primer restaurante se ubicó en una curva conocida por los cerezos que su abuelo había plantado. Con los años, el negocio creció y, ante la necesidad de más espacio, Juan adquirió nuevos terrenos en la zona de los Llanos, ampliando su sueño con un gran salón para eventos y, más tarde, un hotel.
Pero más allá de las estructuras y la inversión, el verdadero secreto del éxito de Los Cerezos ha sido la pasión por la cocina. “Nuestro padre ha trabajado sin descanso, pero también toda la familia, sobre todo mi madre, quien ha estado siempre a su lado”, dice Nuria. “La clave ha sido la constancia y el compromiso con la calidad. Puedes tener los mejores productos, pero si no los trabajas con esmero, no sirve de nada”.
Uno de los pilares de este compromiso ha sido la cocina tradicional, con platos icónicos que reflejan el alma de la gastronomía granadina. La Olla de San Antón, por ejemplo, es un clásico que cada invierno atrae a comensales de todas partes. “Era un plato de campo, de gente que necesitaba energía para trabajar en condiciones extremas”, explica Rodrigo. “Hemos refinado la receta original para hacerla más ligera, sin perder su esencia”. El éxito de esta jornada gastronómica ha sido rotundo, con llenos completos y la visita de autoridades locales para su presentación oficial.
Junto a la Olla de San Antón, la carta de Los Cerezos ofrece delicias como el rabo de toro a la andaluza, las habas con jamón y postres tradicionales como la leche frita, que arrasa cada fin de semana. Pero el restaurante no solo se aferra a la tradición, sino que también apuesta por la innovación. “Estamos en constante movimiento, buscando nuevas experiencias para nuestros clientes”, comenta Nuria. Recientemente, han incorporado catas de cerveza artesanal y eventos con música en vivo, ampliando la oferta cultural y gastronómica.
Con la transición generacional en marcha, Rodrigo y Nuria asumen con ilusión el reto de mantener vivo el legado de su padre. “En realidad, siempre hemos estado aquí, pero ahora nos toca llevar el timón”, reflexiona Rodrigo. “Queremos seguir innovando sin perder la esencia de lo que somos: un restaurante de tradición familiar con un compromiso firme por la calidad y la atención cercana”.
El futuro de Los Cerezos se vislumbra prometedor. Con planes para nuevas experiencias gastronómicas y la expansión de su oferta de eventos, el restaurante sigue siendo un referente en Monachil. Su público es tan diverso como su carta: familias, parejas buscando una cena romántica con vistas a Granada, y amantes de la cocina andaluza que buscan sabores auténticos.
Al mirar atrás, Rodrigo y Nuria sienten orgullo y gratitud por el camino recorrido. “Lo que hemos vivido en estos 43 años es una lección de esfuerzo y pasión por lo que hacemos”, resalta Nuria. “Gracias a nuestros padres y a toda la familia, hoy Los Cerezos sigue siendo un lugar donde se respira historia, sabor y hospitalidad”.
Y, al pensar en las tres palabras que mejor definen al restaurante, no dudan en responder: “Tradición, innovación y paisaje”. Un equilibrio perfecto entre el pasado, el presente y el entorno que hace de Los Cerezos un lugar único, listo para seguir conquistando paladares por muchas décadas más.
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