Los productos de la tierra se prestan a ser degustados de forma más metódica y especial. Así, al igual que de un gran vino se trata se, el aceite de oliva puede ser usado para catas en las que poder saborear su sabor y sacar todos esos matices que cada variedad produce.

Para ello existen una serie de indicaciones que son recomendables seguir a la hora de realizar una cata de AOVE.

En primer lugar es muy importante aislar la sala en la que se va a realizar la cata de cualquier olor que pueda influir, a la vez que es recomendable contar con el menor ruido posible. La propia sala debe estar a una temperatura que oscile entre los 20 y 25 grados centígrados.

Dentro del rango olfativo también se recomienda no usar perfume antes de la propia cata. Para poder realizar la prueba se necesitará un recipiente preferiblemente de color oscuro. Esto oculta el color del aceite, que puede influir en el veredicto.

Se servirá unos 15 mililitros de AOVE y se tapará. Habrá que frotar la base con movimientos circulares durante algunos minutos para que el aceite alcance su temperatura idónea, que son unos 28 grados centígrados. Se inclinará la copa y se girará a la vez para que el aceite impregne las paredes del recipiente.

Es momento de retirar la tapa y oler, teniendo una primera impresión general. Se puede realizar una segunda vez para percibir mejor el olor y ver las diferentes notas aromáticas. A partir de aquí se podrá tomar un pequeño sorbo, distribuyendo por todo el paladar para adquirir todos los sabores que pueda contener.

Al principio es posible que alguno de los puntos no se realice correctamente, pudiendo influir en la propia cata. Todo es cuestión de practicar y realizar algunas catas.