Tras el verano es cierto que, en ocasiones, uno se da cuenta de que es posible que no haya controlado la dieta y se haya pasado comiendo en abundancia y bebiendo algunas cervezas de más. Esto, según la constitución de la persona, se traduce en aumento de peso, sobre todo si se da un respiro de ejercicio o gimnasio.
Así los chiringuitos, las barbacoas, el alcohol, los fritos, los dulces o las golosinas son los principales culpables de que la barriga ocupe un espacio que antes no lo hacía. Tras notar esto, sorpresivamente, seguro que la propia conciencia se resiente y no se deje de darle vueltas en la cabeza.
Para darle la vuelta al “problema” de los excesos es tiempo de comenzar una dieta algo diferente. Eso no significa dejar de comer bien, cosa que es bastante fácil debido a la dieta mediterránea. Claro que en ocasiones se podrá tomar esos alimentos más calóricos y pesados, pero se deberá controlar la frecuencia con la que s opta por almorzar con contundencia.
Los alimentos frescos, como verduras, pescados, carnes blancas y poco grasientas o frutas son a partir de ese momento los mejores aliados alimenticios. No solo aportan la energía necesaria para desempeñar el trabajo diario sino que también ayudan a regular el organismo. Por supuesto la forma de cocinarlo también influye, siendo lo más razonable la plancha, al vapor o al horno. Así ensaladas, gazpacho, salmorejo o arroz serán esenciales para acompañar en los almuerzos y las cenas. Por recomendación, los productos frescos y de la tierra son los más indicados y en Granada hay todo tipo de productos de gran calidad.
También se recomendable volver a crear una rutina de ejercicio físico. Ya sea dar algún paseo aprovechando los días de buen tiempo que quedan o haciendo ejercicios en máquinas de gimnasio o en casa, siempre es bueno mover el cuerpo. Eso sí, siempre con precaución y poco a poco, tampoco es bueno intentar adelgazar lo antes posible realizando un sobreesfuerzo, ya que eso puede desencadenar en alguna molesta lesión.
La finalidad de todo esto es ir deshabituando al organismo de los excesos y del estilo de vida sedentario que se ha practicado durante la época estival.
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