Dulce Gracia, la pastelería granadina que combina amor, sabor y constancia

Cómete Granada

De un despacho de pan en Santa Fe a tres locales llenos de vida, esta pastelería familiar granadina ha sabido crecer a pulso en tiempos difíciles

Mariló Anguita García, junto a una parte de su equipo de trabajadores.
Mariló Anguita García, junto a una parte de su equipo de trabajadores. / Nahuel Kessler/ GPMEDIA
Rodrigo Vázquez
- Redactor

06 de junio 2025 - 09:36

Hay lugares que no solo huelen a café y bollería, sino también a esfuerzo, a familia, a pequeños milagros diarios. Dulce Gracia, en Granada, es uno de esos rincones. Fundada hace siete años, justo antes de la sacudida que supuso la pandemia, esta pastelería-cafetería no es solo un negocio: es el testimonio vivo de lo que significa luchar, adaptarse y seguir sonriendo, incluso cuando el alma pesa.

Mariló Anguita García es una de las tres almas que sostienen este proyecto. Junto a sus hermanos Juanjo, Ibán y Pablo, forma parte de una historia que comenzó décadas atrás, cuando sus padres abrieron un pequeño despacho de pan en Santa Fe. Aquel modesto local fue germinando hasta convertirse en la cafetería que aún sigue funcionando hoy, junto a una nueva sucursal también en Santa Fe. Pero es Dulce Gracia, en Granada, el epicentro emocional del grupo. “Esto lo abrimos cuando nació mi sobrina”, cuenta Mariló con una sonrisa. “Mi hermano estaba en el hospital y justo vimos que se traspasaba este local. Fue como si el destino nos estuviera esperando”.

Con una plantilla de siete personas y un flujo constante de estudiantes, sanitarios y vecinos, Dulce Gracia se ha convertido en un refugio cálido dentro del ritmo ajetreado del barrio. El aroma del café recién hecho, las tostadas con mil posibilidades (de aguacate a lomo, pasando por tortillas al gusto) y una bollería que conquista a cualquiera, hacen de cada desayuno una pausa con sabor a hogar.

Pero no todo ha sido dulce. “Abrimos justo antes del covid. Fue muy duro, una inversión grande en un momento muy incierto. Pero aguantamos. Con trabajo, con constancia, salimos adelante”, recuerda Mariló. La pastelería no solo resistió, sino que encontró en su clientela una fidelidad entrañable. Muchos no solo vienen a comer, vienen a sentirse en casa.

El lugar ofrece una gran variedad en bollería.
El lugar ofrece una gran variedad en bollería. / Nahuel Kessler/ GPMEDIA

Porque más allá del pan y los menús caseros (que desde 12 euros ofrecen primeros, segundos, bebida, postre y pan), lo que ofrece Dulce Gracia es cuidado. “Yo quiero que se lleven comida como la de antes, como la de nuestras madres y abuelas”, dice Mariló. “Cocido, salmorejo, croquetas... Comida de verdad”.

La amabilidad, la calidad y la comodidad son, como ella misma define, los pilares del local. Pero detrás de esa fachada de cercanía hay una realidad muchas veces ignorada: el sacrificio constante de la hostelería. “La gente no sabe lo duro que es. De un café, una gran parte se va en impuestos. Hay que adaptarse siempre, estar bien, aunque por dentro estés rota”, confiesa. Su madre, Gracia, falleció hace un año, pero ni siquiera entonces se permitió bajar los brazos. “Aquí tienes que estar siempre con buena cara. Y yo lo hago porque me gusta, porque es mi trabajo, pero no es fácil”. En honor a ella (al alma mater de la familia) bautizaron esta pastelería como Dulce Gracia.

El tema de la tapa (tan típico en Granada) también deja entrever las contradicciones del sector. Aunque la ofrecen, Mariló cree que es hora de repensar el modelo. “La tapa es bonita, pero se ha convertido en una obligación. Y muchas veces, en un lujo que el hostelero no se puede permitir”.

Mariló junto a su empleada más antigua, Pilar Montoro.
Mariló junto a su empleada más antigua, Pilar Montoro. / Nahuel Kessler/ GPMEDIA

Aun así, entre cafés, menús diarios, panes sin gluten y leches vegetales para quienes lo necesitan, Dulce Gracia sigue avanzando. No aspiran a abrir más locales, prefieren cuidar los que ya tienen. “Aquí tienes que estar pendiente siempre, pero al menos el fin de semana me lo puedo tomar libre”, dice con una media sonrisa, como quien se ha ganado ese descanso con todas las letras.

Dulce Gracia no es solo una pastelería. Es el eco de una familia que, a base de cariño y trabajo, ha tejido un lugar donde cada café lleva un poco de historia. Un negocio familiar que demuestra que, con raíces firmes y un corazón dispuesto, hasta el azúcar más simple puede convertirse en algo inolvidable.

Pastelería Dulce Gracia

Calle Dr. Azpitarte, 10, Beiro, 18012 Granada.

Horario: de lunes a viernes de 07:00 a 20:00 horas. Sábados y domingos cerrado.

Teléfono: 958 077 697.

Instagram: @dulce_.gracia

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