KingChurro, los churros más saludables que han conquistado el corazón granadino

Cómete Granada

Desde la crisis económica hasta un modelo de franquicia de éxito, José Luis Romero ha revolucionado el mundo del churro con innovación, salud y corazón

José Luis ha sabido convertir este negocio familiar en un referente y una parada obligatoria para los amantes de los churros. / José Velasco/ GPMEDIA

Churrerías existen muchas en Granada. Sin embargo, en el barrio del Zaidín hay una donde la tradición y el aroma a chocolate fundido se mezclan con la innovación, un rincón dulce llamado KingChurro. Lo que hoy es una marca reconocida y un punto de encuentro para familias, turistas y amantes del sabor, nació de un momento difícil y de una decisión valiente. Su creador, José Luis Romero Rodríguez Bueno, lo cuenta con la voz de quien ha recorrido un largo camino: “Un churro es mi vida”, repite emocionado.

La historia comienza en 2012, tras el golpe económico de la crisis de 2008. José Luis, entonces empresario del sector informático, vio cómo su empresa se desmoronaba. Los despidos, las deudas y el futuro incierto lo empujaban a buscar trabajo fuera de España. Alemania parecía el destino inevitable. Pero el corazón se impuso. Vendió su portátil y su móvil, y con lo poco que tenía, compró un kiosco y apostó por un negocio que, según un amigo suyo, “todo lo que va con harina es rentable”.

Así nació KingChurro. Pero no como una churrería más, sino como una visión: reinventar el concepto tradicional. “La imagen típica era de locales oscuros, con mucho olor a aceite, productos pesados… Yo quería lo contrario: luz, limpieza, color, un producto que no se repitiera ni te hiciera sentir culpable”, cuenta José Luis. Por eso eligió el rosa magenta como color corporativo (“para que se viera a kilómetros”) y por eso buscó fórmulas más saludables para freír los churros.

KingChurro no solo ofrece las clásicas porras granadinas, churros madrileños, de lazo o rellenos, sino también crepes, gofres, tortitas y una impresionante variedad de siropes: nutella, pistacho, crema Kinder, galleta Lotus y hasta pantera rosa. Sin embargo, lo que realmente distingue a sus productos no es solo el sabor, sino la salubridad: una ración de churros de KingChurro contiene menos calorías que una tostada con tomate, según los análisis nutricionales realizados por la Universidad de Granada.

El local ubicado en el barrio del Zaidín destaca por su gran colorido y su elegancia. / José Velasco/ GPMEDIA

Y mientras otros se conforman con freír masa, José Luis ha hecho de KingChurro una empresa con alma de futuro. Desde sus inicios, el negocio fue concebido con vocación de franquicia y con base tecnológica. “Quería que fuera un negocio replicable, accesible, sin necesidad de grandes inversiones. Hemos pasado de montar locales de 300.000 euros a poder abrir uno con apenas 20.000”, explica. Hoy, KingChurro es una opción atractiva para nuevos emprendedores que sueñan con tener su propio negocio respaldado por una marca sólida y un modelo probado.

Sin embargo, el crecimiento no ha sido fácil. Entre papeles, registros, selección de materias primas y la dureza de la pandemia, José Luis reconoce que lo ha dado todo: tiempo, dinero, energía y sueños. “Le diría al José Luis del 2012 que vaya más despacio, que planifique mejor… pero también que no se rinda, porque todo valió la pena”.

El futuro de KingChurro ya se está horneando. Están lanzando una línea de productos congelados para el hogar (“solo dos minutos de horno o tostador y tienes churros como recién hechos”), expandiéndose con foodtrucks para bodas y eventos, y explorando alianzas con bares sin cocina. La apuesta sigue siendo la misma: calidad, innovación y cercanía.

En un mundo cada vez más competitivo, KingChurro demuestra que cuando un negocio nace del corazón, el esfuerzo sabe dulce. Porque no solo venden churros, venden momentos, recuerdos y una promesa: que los sueños, como la masa bien hecha, si se fríen con cuidado, pueden crecer y dorarse hasta convertirse en algo inolvidable.