Mundys, la cafetería granadina que lleva dos décadas conquistando paladares

Cómete Granada

El lugar se ha transformado de una pequeña tienda de chucherías a un referente en desayunos y meriendas artesanales en Granada

Juan Carlos González y su equipo son los que han mantenido la calidad de la cafetería durante más de 20 años. / José Velasco/PHOTOGRAPHERSSPORTS

En el número 3 de la calle Gonzalo Gallas, a un paso de la Facultad de Ciencias, se encuentra un rincón que ha sabido adaptarse a los tiempos sin perder su esencia: Mundys. Lo que comenzó en 1998 como una pequeña tienda de chucherías, hoy es una de las cafeterías más queridas de Granada, un lugar donde la calidad, el servicio y la cercanía con el cliente son el sello distintivo. Sus fundadores son los hermanos González, Susi, Salva y Juan Carlos, quien recuerda cómo este negocio ha evolucionado hasta convertirse en lo que es hoy: un templo de la bollería artesanal y los desayunos de calidad.

Todo comenzó hace 26 años, cuando los hermanos abrieron su primera tienda de chuches en la Plaza de Toros. Poco después, en 1998, repitieron la fórmula en Gonzalo Gallas. Sin embargo, el destino tenía otros planes para su negocio. En 2006, decidieron dar un giro y convertir Mundys en lo que es hoy: una cafetería especializada en desayunos y meriendas, con una oferta basada en la pastelería artesanal. “Creíamos que había negocio, y aquí estamos”, comenta con una sonrisa.

La clave del éxito ha sido la capacidad de adaptación. Desde su obrador, han ido innovando constantemente, siempre atentos a lo que los clientes buscan. “Nos hemos especializado en hacer galletas cookies, que están de moda, y croissants rellenos con más de 25 variedades”, cuenta Juan Carlos. Además, ofrecen tostadas que se han convertido en auténticas estrellas de la casa, como las de aguacate con salmón y queso fresco.

En una ciudad como Granada, donde las cafeterías abundan, Mundys ha sabido destacar gracias a tres pilares fundamentales: calidad, servicio y precio. “Siempre trabajamos igual. Mantenemos limpieza, buen trato y, sobre todo, una calidad que nunca varía”, explica su dueño. Esta filosofía ha fidelizado a una clientela que no solo incluye a estudiantes y profesores de la universidad, sino también a personas que, después de haber estudiado en Granada, vuelven en sus vacaciones solo para revivir el sabor de sus desayunos y meriendas favoritas.

Juan Carlos y Salva González con parte de su equipo de trabajadores de la tarde. / Granada Hoy

El equipo de Mundys está compuesto por cuatro empleados, además de los tres jefes, entre ellos Juan Carlos, quien siempre está presente. “Como jefe, podrías decir: ‘Bueno, me relajo un poco’, pero no. Estamos siempre en barro, trabajando como todos”, afirma. Esa presencia constante y el trato cercano con los clientes han convertido a Mundys en un lugar donde cualquiera se siente bienvenido.

No todo ha sido un camino de rosas. Mundys ha tenido que enfrentar crisis económicas, la pandemia, el aumento de los costos de la electricidad y los insumos, y hasta una reforma en la calle que dificultó el acceso al local. “Hemos pasado por todo: la crisis de 2008, la pandemia, la guerra que disparó los precios de la luz y hasta las obras del metro... Pero aquí seguimos, adaptándonos a los nuevos tiempos”, dice Juan Carlos.

Uno de los cambios más importantes ha sido la eliminación de la comida caliente. “Decidimos dedicarnos exclusivamente a la cafetería, la pastelería y la bollería, porque la subida de los precios de la electricidad hacía insostenible seguir ofreciendo ciertos productos”. A pesar de estos desafíos, han logrado mantener precios razonables sin sacrificar la calidad, algo que los clientes valoran enormemente.

Si hay algo que define a Mundys es su apuesta por lo artesanal. “Todo lo que hacemos es nuestro: bollos, cookies, croissants...”, explica su dueño. Y aunque hay modas en la gastronomía, hay sabores que nunca pasan. “Las tostadas son el desayuno estrella: de aguacate, de tomate con queso fresco, con salmón... El aguacate está caro, pero la relación calidad-precio que ofrecemos es insuperable”, afirma.

Por las tardes, las galletas cookies y los croissants rellenos arrasan. “Tenemos clientes que vienen exclusivamente por ellos. Nos hemos convertido en un referente en este tipo de bollería”. Este éxito no es casualidad, sino el resultado de años de trabajo, esfuerzo y pasión por lo que hacen.

La bollería es uno de los sellos característicos del Mundys. / José Velasco/PHOTOGRAPHERSSPORTS

Uno de los aspectos más especiales de Mundys es el vínculo que crea con sus clientes. “Cuando cerramos en verano, la gente nos dice: ‘Menos mal que han vuelto’. No encuentran otro sitio donde se sientan igual”, cuenta Juan Carlos. Ese sentido de comunidad es lo que hace que este negocio sea mucho más que una simple cafetería. Es un punto de encuentro, un espacio donde cada detalle está pensado para que el cliente se sienta como en casa.

A pesar de los desafíos y la falta de apoyo gubernamental al sector hostelero, Mundys sigue adelante. “Nos piden impuestos, pero ayudas pocas. Y aquí seguimos, porque somos muy valientes”, dice su fundador con orgullo.

En cuanto al futuro, Juan Carlos lo tiene claro: “Seguir hasta que nos jubilemos y otros 20 años más. ¿Por qué no?”. Y si algo ha demostrado Mundys, es que cuando se trabaja con pasión, dedicación y amor por lo que se hace, el éxito está asegurado.