La Penúltima Demaria, el pequeño bar donde el jamón asado conquista a fuego lento

Cómete Granada

Mohamed Moza, el dueño del lugar, se ha ganado el corazón de las personas de la zona porque sirve mucho más que comida: sirve historia, perseverancia y amor por la tradición

Muhammad Mohsin es el encargado de mantener esta tradición culinaria en Granada.
Muhammad Mohsin es el encargado de mantener esta tradición culinaria en Granada. / Antonio L. Juárez/GPMEDIA
Rodrigo Vázquez - Redactor

16 de mayo 2025 - 05:00

En el barrio de la Plaza de Toros de Granada, donde las calles se entrecruzan con las historias de miles de estudiantes, vecinos de siempre y turistas de paso, hay un lugar que huele a casa, suena a risas y sabe a jamón asado: La Penúltima Demaria. Un bar discreto por fuera, pero entrañable por dentro. Cuatro años atrás, Muhammad Mohsin, su dueño, apostó todo por este pequeño local. Hoy, el aroma de su jamón asado se ha convertido en una brújula culinaria para quienes buscan algo más que una simple tapa.

Muhammad, de origen humilde y corazón grande, trabajaba anteriormente en locales de shawarma, donde aprendió la constancia, la entrega y el arte de servir comida con el alma. Pero su sueño era otro. Soñaba con un bar donde la mezcla de culturas y sabores no fuera una rareza, sino una celebración cotidiana. Así nació La Penúltima Demaria, y con ella, una nueva etapa en su vida.

“El jamón asado… el jamón asado es todo aquí”, dice con una sonrisa tímida pero orgullosa. No es para menos. En La Penúltima, ese jamón se sirve en raciones, en bocadillos, en hamburguesas, en tapas, en durum. Se convierte en protagonista sin pretensiones, como quien ha sabido ganarse su lugar a base de sabor y constancia.

La historia de este lugar no se cuenta con cifras, sino con sensaciones. “Aquí siempre hay gente”, repite Muhammad, con esa mezcla de asombro y gratitud que tienen los que trabajan duro. El bar tiene capacidad para 38 personas, pero cada día parece multiplicarse con el calor humano que se genera dentro. Desde estudiantes que llegan por una tapa y se quedan toda la tarde, hasta familias que hacen de La Penúltima Demaria su sitio de reunión, todos parecen encontrar algo en común: la sencillez honesta de Muhammad y su comida.

“La gente viene por el jamón asado, yo no recomiendo nada”, comenta entre risas. “Solo dicen ‘jamón asado’, y ya está. No hay más que hablar”. Esa naturalidad, esa humildad casi poética, ha convertido a este platillo en una especie de símbolo del lugar. Y aunque también hay hamburguesas, pakoras, samosas, calamares y hasta durum de cerdo, es el jamón asado el que tiene alma de leyenda.

Sin embargo, y a pesar del éxito del lugar, no todo ha sido fácil. Muhammad lo dice sin rodeos: “El gobierno no ayuda nada. Todo es pagar. Suben los precios, pero yo casi no subo el mío. Solo unos céntimos”. Y ahí está él, sosteniendo su negocio en medio de subidas de costos, escasez de apoyo y la dificultad de encontrar personal comprometido.

Trabaja junto a su esposa, con la ayuda esporádica de uno o dos empleados. “Muchos jóvenes no quieren trabajar, se quejan por todo”, lamenta. Y sin embargo, el local abre casi todos los días (solo cierra los martes), a las 12 del mediodía, puntual como el latido de un corazón que no quiere dejar de latir.

“No servimos café ni desayunos, solo tapas. Aquí la gente viene a comer bien”, resume. Y así es. Cada plato servido en La Penúltima Demaria tiene el sabor de la constancia, del esfuerzo silencioso, del amor por lo bien hecho.

Muhammad no busca fama ni lujos. Ni siquiera piensa en abrir otro bar. “Quizás otro negocio, pero no quiero que sea un bar. Esto no es fácil”, confiesa. Pero tampoco se plantea cambiar el giro. “Ahora no puedo cambiar nada. La gente ya lo conoce así. Así se quedará”.

El bar se ha convertido en uno de los favoritos de la zona.
El bar se ha convertido en uno de los favoritos de la zona. / Antonio L. Juárez/GPMEDIA

Y es que La Penúltima Demaria no es solo un bar: es un símbolo de cómo las pequeñas historias también construyen ciudad, cultura y comunidad. Un lugar donde lo tradicional no es ancla, sino bandera. Donde el jamón asado no es solo un plato, sino una metáfora del amor al oficio, de la cocina como acto de generosidad.

A quienes piensan en abrir su propio local, Muhammad les da un consejo sencillo, pero sabio: “Es mejor abrir un restaurante. Cuando hablamos de tapas todo es muy caro porque a la gente le gusta la tapa grande y eso es complicado hoy en día”.

Y es que, detrás de esas palabras sencillas, hay una experiencia que ha resistido, que ha crecido, que ha sabido conquistar con humildad lo que muchos intentan con grandes campañas: el corazón de sus clientes.

La Penúltima no es la última parada. Es, como su nombre indica, esa penúltima copa, esa penúltima risa, ese penúltimo bocado antes de volver a casa. Un lugar que no se olvida. Un abrazo servido en plato de jamón asado.

La Penúltima Demaria

Calle Dr. Castroviejo, 13, Beiro, 18012 Granada.

Teléfono: 640 921 077.

Horario: de lunes a domingo de 12:30 a 17:30 horas y de 19:30 a 00:30 horas. Martes cerrado.

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