La playa elegida como la más bonita de la Costa de Granada: un paraíso escondido entre acantilados

Casi 80 kilómetros de costa que guardan pequeños o extensos tesoros que desde la sal, arena y sus aguas turquesas y limpias toman forma de paraíso estival. La Costa Tropical de Granada tiene un espacio para cada gusto y afición por lo que decantarse por la mejor o más bonita es una maniobra arriesgada. No obstante, como cada verano, hay quienes no se resisten a dar ese salto de altura y señalan en el mapa esos parajes costeros que todo el mundo debería conocer. Es el caso de la revistar Viajar, que ha elegido la playa granadina de La Rijana como la más bonita de toda la provincia.

Lo ha hecho dentro de un mapa nacional donde aparecen otros tesoros andaluces como, por ejemplo, Bolonia en Cádiz, Maro en Málaga, Cuesta Maneli en Huelva, la playa fluvial San Nicolás del Puerto, de Sevilla, la de los Muertos, en Almería, o las interiores de Charco del aceite en Jaén y la Playa de Valdearenas de Córdoba.

Uno de los oasis escondidos frente al mar

La Rijana, la elegida por la publicación, se encuentra en la población de Castell de Ferro y uno de los oasis escondidos de la costa granadina más querido por los locales y reconocidos por los amantes de la naturaleza y de las zonas no masificadas. Precisamente por su carácter natural protegido y virgen, el acceso a esta playa en coche está restringido. Los que la visitan (salvo que tengan movilidad reducida) deben aparcar en el parking situado junto a la carretera N-340 y llegar andando.

Aislada...pero con chiringuito

Su gran valor y belleza radican, precisamente, en su carácter aislado y puro, donde sus asiduos se recrean en imágenes de naturaleza viva tanto dentro del agua como fuera de ella. De arena y grava, la cala de La Rijana tiene una longitud de 250 metros y 20 de ancho y cuenta con dos elementos característicos: un enorme peñón que vive unos metros mar adentro y su torre vigía.

Pese a su aislamiento natural, la playa cuenta con un chiringuito donde se puede tomar un cóctel o una cerveza mirando sus aguas turquesas. Es el único servicio del que dispone este espacio, que para muchos es más que suficiente.