Semana Santa es una época penitencia pero también de celebración y qué mejor manera que hacerlo contentando el estómago. Torrijas, pestiños roscos... el abanico de dulces es casi infinito y la tradición indica que es momento de endulzar la cocina y el paladar.
La penitencia alcanza su punto más alto el Viernes Santo y el Miércoles de Ceniza, donde en teoría se debería ayunar todo el día. Teniendo en cuenta que no se podía comer carne, la única ingesta diaria permitida para evitar el hambre hasta el desmayo era la colación, con el objetivo de obtener todas las calorías posibles en platos de verduras y pescado, siempre acompañados de dulces. Es por eso que, aunque la mayoría de la población ya no sigue la costumbre a rajatabla, nos podemos permitir algún que otro exceso de vez en cuando, y más aún en jornadas de descanso y visitas familiares redondeadas con estas maravillosas recetas tradicionales y naturales que dejarán conformes tanto a los más mayores como a los pequeños y curiosos de la casa. Aquí podrás encontrar algunos de los postres de Semana Santa más apetecibles y fáciles de preparar.
Torrijas
Hablamos del dulce por excelencia de la Semana Santa. Este humilde postre tan sólo necesita de pan, leche, huevo, azúcar y una buena cantidad de aceite, por lo que es una receta obligatoria hasta para los más torpes en la cocina. La fama de este dulce es tal que ya es bastante común que se encuentre disponible en la carta de los restaurantes durante todo el año.
A nivel histórico es una receta esencial, debido a que su enorme contenido calórico salvaba a los campesinos del desmayo en las tareas del campo durante el periodo de ayuno.
De origen andaluz, este delicioso postre es común en las mesas de las familias tanto en Navidad como en Semana Santa. El pestiño es primo hermano de la shebbakiyyamarroquí consumida durante el periodo de ramadán, de nuevo por la importancia de su alto valor energético como origen común. También existen indicios de su existencia en la Pascua judía.
Su receta tampoco esconde grandes intríngulis, puesto que de nuevo se trata de harina frita pero sí que hay ciertas variantes en sus posibilidades de elaboración que nos llevarán a elegir entre su elaboración con miel o con azúcar. A gusto del consumidor.
Los roscos son comunes en toda la geografía española, pero de nuevo su origen se remonta a la época andalusí y por tanto a la relación con gastronomía árabe, que como a todos los niveles culturales aún rezuma y suma riqueza a la cultura gastronómica andaluza. Los roscos fritos tienen un gran punto a favor que alegrará a los que tienen menos tiempo libre disponible, y es que además de ser de fácil elaboración, pueden conservarse durante algunos días. Tan sólo endurecen un poco, pero conservan su sabor.
Además, los más impacientes también pueden dejar el plato algo crudo y aprovecharse del "pollo" del interior, que no es más que la deliciosa masa con la que se confeccionan y que mezclada con la parte exterior ya frita consigue un sabor y una textura irresistible. Obligatorio probarlo al menos una vez.
Además, es una receta que se presta a muchas variaciones, como la inclusión de un ingrediente que hará las delicias de los más "clásicos" y de los que están descubriendo esta maravillosa receta: el anís.
Desde la provincia de Cádiz y, más concretamente, desde Sanlúcar de Barrameda, llega a toda España este sencillo postre. Es una opción ideal para los consumidores que no son grandes fans del dulce. Y es que se trata de un postre muy sencillo que no lleva azúcar ni ningún endulzante en la masa. Entonces, ¿Dónde está el truco? La solución es sana y creativa: En un baño de almíbar que se aplica una vez el postre ha sido horneado como último paso para un postre un poco más sano. Además, la tradición repostera es muy rica en Sanlúcar de Barrameda, donde también elaboran su propia versión de las torrijas, también con una solución peculiar: El rebozado en manzanilla.
El dulce más típico de la provincia de la Costa del Sol se caracteriza por su masa, que en realidad es muy similar a la del pestiño, pero mojada en vino, de ahí este chistoso nombre. Aunque los borrachuelos tradicionales están rellenos de cabello de ángel, también existe la posibilidad de elaborarlos con batata.
Cada casa es un mundo y la tradición repostera andaluza es un universo a explorar hogar por hogar. Las variaciones de estas recetas son tan infinitas como la posibilidad de imaginación de las manos ejecutoras de estos postres que hacen que se nos caiga la baba. Eso sí, es indispensable que se aporten dos ingredientes: dulzura y mucho amor por la cocina.
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