¿Qué era la Taberna El Polinario de la Alhambra y por qué cerró?
Pese a la discreta figura de su tabernero, Antonio Barrios, fue uno de los referentes culturales y flamencos de la Granada de su tiempo
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La calle que hoy día recoge miles de pisadas diarias de turistas y visitantes albergó hace un siglo la marmita cultural de Granada, el templo de referencia para jóvenes intelectuales de Granada. En el corazón de la Alhambra, a pocos metros del Palacio de Carlos V, abría cada día sus puertas una taberna y tienda que trascendía y sublimaba su cometido hostelero.
La taberna de El Polinario estaba regentada por Antonio Barrios Tamayo, figura clave —y hoy poco recordada— del panorama cultural granadino de finales del siglo XIX y principios del XX. Allí, este señor de reconocido bigote dio de comer y beber a las mejores mentes del arte en las frescas noches de verano de la Alhambra.
Donde las artes hablaban el mismo idioma
Por sus mesas pasaron nombres como Manuel de Falla, Federico García Lorca, Joaquín Sorolla o Santiago Rusiñol, en tertulias donde todas las artes hablaban el mismo idioma. El responsable de que aquel crisol de intelectualidad parara en las alturas de Granada fue, en parte, el famoso músico y concertista Ángel Barrios, hijo del Polinario, quien congregaba allí a sus amigos.
No en vano, en el lugar que ocupaba la taberna de la Calle Real de la Alhambra, está ahora museo dedicado a Ángel Barrios donde "se guarda un importante legado compuesto por pinturas, dibujos, partituras y correspondencia cedido tras su muerte, ocurrida en 1964, por su hija al Patronato de la Alhambra", indican desde la entidad Universo Lorca, de la Diputación de Granada.
El lugar elegido por el Polinario para abrir su sede oficiosa de la cultura fue antes unos baños árabes del siglo XIV, demolidos en 1534. La misma suerte corrió la taberna 600 años después, a su vez, ya que fue expropiada por el Estado en 1934 para luego ser derribada. De ella tan solo queda un pequeño patio y el pilar de una fuente.
La gran figura desconocida del tabernero artista
El Polinario fue regente de un enclave cultural que él mismo alimentaba con su faceta artística. Barrios no fue solamente tabernero, también un apasionado de la pintura y el flamenco. Cantaor, guitarrista, coleccionista de arte y pintor, "fue uno de los referentes culturales y flamencos de la ciudad", completa Universo Lorca sobre un hombre que recibía en su local a Santiago Rusiñol, Joaquín Sorolla e Ignacio Zuloaga, entre otros, con quienes acostumbraba a hablar sobre pintura.
De hecho, en sus jardines, en 1918, se escenificó la La historia del tesoro, una "especie de fotonovela en cuatro escenas" en la que participaron Lorca, Manuel Ángeles Ortiz y Miguel Pizarro, indican y, recuerdan, esta taberna fue también el lugar donde se organizó el Concurso de Cante Jondo de 1922.
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