Andalucía

Arcos, la ciudad agrietada que se desliza

La tierra se mueve bajo los pies de Arcos de la Frontera (Cádiz). Y sus vecinos evidencian a diario su preocupación cada vez que ven en las fachadas o en el interior de sus casas decenas de grietas, aceras levantadas, o enormes socavones en la calzada. La localidad, en plena sierra gaditana, padece desde hace un año una serie de desplazamientos del terreno provocados por su composición arcillosa y la acumulación de aguas subterráneas en una zona concreta, que necesita de intervenciones para frenar los continuos corrimientos. La situación se agravó con el último temporal de lluvia del pasado año.

Cientos de vecinos se han unido ahora para exigir de manera urgente la implicación de todas las administraciones para parar este grave problema, que les quita el sueño. "En Arcos siempre ha habido grietas y fisuras en las casas por estar encima de la peña. Pero no como ahora", denuncian.

De momento, el Gobierno central ha destinado 900.000 euros tras dar la voz de alarma el Ayuntamiento para empezar a fijar la ladera de la Verbena, uno de los puntos más sensibles y que ha afectado a las urbanizaciones colindantes. De hecho, ya han comenzado los trabajos de estabilización de la primera fase. Pero hacen falta 1,1 millones de euros más para completar esta actuación.

Y sigue siendo insuficiente. Se necesita más financiación. Los vecinos reclaman más ayudas para intervenir en otras zonas del pueblo, un área ocupada por 900 viviendas. Ahí el firme se asemeja a un acordeón, fruto de las continuas cesiones de los terrenos.

La plataforma ciudadana busca la "estabilidad de Arcos". "Necesitamos que se hagan estudios rigurosos para poder atajar el problema en estos puntos", confiesa Mercedes Gutiérrez, portavoz.

Los desplazamientos han agravado el mal aspecto de dos promociones de viviendas, ya en estado ruinoso a pesar de que son nuevas. La más deteriorada es un edificio en la zona de la Verbena, que tiene expediente de ruina, y cuyas 22 familias llevan desalojadas desde octubre de 2009. La otra zona es conocida como Pueblos Blancos, donde los moradores conviven a diario con grietas, pilares apuntalados, caídas de escayolas, suelos desplazados y un rosario de deterioros fruto de la inestabilidad de la cimentación.

Entrar en el edificio de la Verbena es como hacerlo en un barco. La sensación de movimiento es total. "Es por la inclinación del edificio, que ha cedido", explica Francisco Marchante Arévalo, propietario de uno de los pisos agrietados, que sólo ha podido vivir cuatro años en la casa. Marchante recalca que el problema originario de este edificio se basa en la mala cimentación que se realizó para su construcción. Además, quiere dejar claro que los deslizamientos en la ladera de la Verbena han agravado más, si cabe, estos daños. Las familias que llevan soportando este desastre, que ya ha llegado hasta los juzgados de Arcos. "Es para echarse a llorar", se lamenta.

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