Allí donde se inventó el agua de colonia, el Granada de Caparrós dejó un aroma a hombría, a equipo serio que no se arruga y va a por todas aunque juegue un amistoso. Esa idea del técnico sevillano de industrializar el juego y crear un conjunto mecánico al par que aguerrido va cuajando poco a poco. No da puntos para el campeonato liguero, pero lograr una victoria en casa de un histórico de la Bundesliga como el Colonia (0-1) supone escalar un gran peldaño para un club como el rojiblanco.

Un tanto de penalti de El Arabi y la batalla de todo el plantel fueron los ingredientes necesarios para que el equipo rojiblanco consiguiera el primer triunfo de su historia en tierras alemanas. Una pretemporada que ilusiona la de un Granada que apunta tan alto como los torres de la Catedral de Colonia.

Salió sin complejos el conjunto entrenado por Caparrós al césped del majestuoso RheinEnergie de Colonia, con los jugadores conscientes de que son pocas las oportunidades que restan para convencer al técnico utrerano de cara al comienzo liguero. Un Granada controlador, pero no demasiado ofensivo. Un pacto de no agresión que rompió el conjunto teutón con un cabezazo del gigante Kevin Vogt que se marchó por encima del marco defendido ayer por Dimitrievski (14').

Fue de lo poco reseñable en una primera mitad con pocos acercamientos y en la que el conjunto granadinista lamentó la lesión de Machís. El venezolano sintió un pinchazo en el isquiotibial de su pierna derecha durante una carrera y se marchó al banquillo en el minuto 32 para dar entrada el debutante Rochina. El valenciano se estrenó con la elástica rojiblanca como segundo punta por detrás de El Arabi.

La poca intensidad ofensiva contrastó con el despliegue físico mostrado en otras zonas del campo. En la segunda mitad el partido siguió por los mismos derroteros de agresividad, aunque el gol de El Arabi en el 50' cambió el panorama. El marroquí no falló desde los once metros tras un penalti por derribo a Rochina. El Colonia se lanzó a por el empate, pero se encontró a un Granada férreo, que acabó el partido con cinco amarillas y las expulsiones de Sissoko (70') y Caparrós por protestar (56'). Las paradas de Dimitrievski y la seriedad del equipo rojiblanco con la pelota fueron las claves para conservar la ventaja hasta el final.