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Debilidades a la palestra

  • Baño El CB Granada cosecha en Zaragoza otra abultada derrota como visitante Sin recambio La ausencia de Nicolás Gianella, talón de Aquiles del equipo, al no haber un recambio que permita mantener el nivel

Otra ocasión perdida para sumar un triunfo fuera del Palacio de Deportes. Y lo peor no es perder, sino la imagen de impotencia que se deja ante un equipo del montón como es el CAI Zaragoza... y el CB Granada. Se puede buscar la excusa de la ausencia de un determinante y sin sustituto Nicolás Gianella, pero otras circunstancias también influyeron, como las personales y el desacierto en las rotaciones ordenadas desde el banquillo.

El choque tuvo dos partes: los primeros cuatro minutos y medio y el resto. El inicio fue de un claro dominio visitante (2-10) pero, a partir de ahí, se empezó a gestar la entrega del partido, que se hizo patente en el segundo cuarto. Quizá Poch quiso salvaguardar a sus hombres clave durante los cinco minutos previos al descanso, pero el resultado fue que el CAI se marchó arriba, hizo acopio de una renta de diez puntos y... cuando se quiso reaccionar ya estaba todo manga por hombro. Se obsequiaron cinco minutos al rival y al final se le regaló el partido. Sobre todo porque a los maños, que salieron atenazados, se les 'obligó' a creer en sus posibilidades, tanto que al final pasaron por encima de los granadinos con demasiada facilidad. Vamos, que se dieron un festín.

Como un tiro comenzó el conjunto granadino ante un cuadro local fallón en el tiro. Con el dominio del rebote, rápidas transiciones y con Borchardt amo y señor de la 'pintura', el conjunto de Poch endosó un parcial 0-8 en casi dos minutos y medio, lo que obligó a Curro Segura a parar el choque.

Y muy pronto llegaron los problemas en el punto más débil de los visitantes: mediado el cuarto Cherry cometió la segunda personal y al joven Jorge Fernández le cayó encima toda la responsabilidad. La concentración del comienzo se diluyó en un santiamén y, además de llegar la tercera personal del base sevillano, el CAI empató sin excesivo esfuerzo (10-10, 6').

La sabiduría de Scepanovic paró el primer golpe de los maños, pero las manidas pérdidas de balón (seis en los primeros diez minutos y luego todo un calvario) comenzaron a hacer demasiado daño en las filas granadinas. Casi tanto como Phillip, que fue el pilar sobre el que se asentó la reacción local.

Con empate a 17 comenzó el segundo acto. Y los de Segura, con la orden de presionar la salida de Fernández, que bastante hizo con aguantar los achuchones. El juego del CB Granada perdió mucha consistencia y, sobre todo, orden. Menos mal que enfrente, casi lo mismo. El resultado, un correcalles por momentos aderezado por constantes fallos a un lado y el otro. Y a velocidad de vértigo, pues ninguno de los entrenadores usó su derecho al tiempo muerto. Poch, eso sí, movió todo su banquillo, tanto que retiró a todos los titulares, y tiró de juventud. Sin resultado, salvo tener que sentar a Videnov, que en los segundos que estuvo en pista sólo aportó dos faltas personales. Con este panorama al CAI no le quedó más remedio que incrementar su ventaja.

A falta de dos minutos, con el marcador desfavorable (33-27), Poch se decidió a dar un respiro al descontrol de los suyos, que ya llevaban tiempo a remolque. Y siguió el '¡vivalaVirgen!'. Y la desventaja ascendió hasta los diez puntos al término de un segundo cuarto que se regaló al rival tras un parcial de 15-5 cosechado por una desarmada escuadra visitante en sólo cinco minutos: 40-30.

En la reanudación volvió el bloque principal. Lo que para los granadinos era una rémora -el marcador-, para los locales era un acicate y, sobre todo, una mayor soltura en sus movimientos y un escaso temor a la hora de tirar. O lo que es lo mismo, lo que en un lado sale, en el otro, nada de nada.

Mediado el tercer cuarto, el CAI, a base de triples, se instaló trece puntos arriba. En ese momento Poch dio a Scepanovic la dirección y el equipo pareció reaccionar (50-43, 27'), pero los locales, con jugadas de tres puntos, recuperaron el colchón en un santiamén (58-43, 29'). Y otra vez la más absoluta descomposición en las filas de Poch. A falta de diez minutos por jugar, la desventaja siguió instalada en los trece puntos: 60-47.

El último acto fue un querer y no poder. Se intentó hacer todo lo que no se había hecho antes y siquiera se podía meter algo de presión a los pupilos del granadino Curro Segura, que abusaron sin piedad de sus invitados.

Cuando los zaragozanos dejaban entrever un pequeño bajón, cuya traducción era un acercamiento a no menos de diez puntos, cortaban por lo sano cualquier alegría desde más allá de la línea de 6,25... o desde debajo mismo del aro. Un triple desde su casa firmado por Quinteros a falta de seis minutos sentenció la contienda: 67-52. Al menos quedó vergüenza torera en los jugadores del CB Granada, que a pesar de que ya nada les salía, aguantaron el chaparrón y no sacaron bandera blanca. ¡Faltaría más!

Así, en medio de un descontrol absoluto y una fiesta total en el graderío, el sonido del bocinazo final debió de saber a gloria porque supuso la conclusión a un sufrimiento desmedido, innecesario y culpable.

Así, otra jornada sin ganar fuera. Y lo peor, la imagen que se deja en Zaragoza. Un aficionado del conjunto anfitrión se congratuló al final del enfrentamiento de que había descubierto un equipo peor que el suyo. Sin comentarios.

15-5

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