Granada

La anorexia, un túnel con salida

  • Los trastornos alimentarios son enfermedades complejas en las que intervienen múltiples factores · La baja autoestima y el aislamiento contribuyen a que se perpetúen, pero se pueden superar con la ayuda adecuada

La granja escuela de Huerto Alegre se convierte, durante una semana, en un lugar especial. Un campamento terapéutico que pretende ser una "ventana" de luz para aquellas personas que creen que la anorexia y la bulimia no tienen salida. Veinticinco jóvenes de toda España, de entre 14 y 31 años, viven una "aventura" en este rincón perdido en plena naturaleza. En estos días no sólo comparten vivencias comunes, además, se dan cuenta de que todos están en el mismo barco. Una experiencia que les imprime energía para seguir luchando a su vuelta a casa.

Los testimonios que aparecen en el reportaje seguro que remueven conciencias y hacen reflexionar a cientos de personas que se sienten identificadas con sus palabras. Pero para preservar la identidad de aquellos que han contribuido a poner voz al problema, los nombres que figuran son ficticios.

Hay historias de muchos tipos. En este caso, un poco más alejadas del drama porque están saliendo de la enfermedad. De hecho, los chicos del campamento tienen algo en común: han conseguido ver la luz al final del túnel.

Sara tiene 31 años y lleva dos y medio de tratamiento luchando contra la anorexia. Un trastorno complejo que a ella le parecía no tener fin. Un pozo profundo que esconde un lado oscuro y traumático, y otro muy positivo, la cantidad de personas que han conseguido dejarla atrás. El campamento de Huerto Alegre, organizado por la asociación Adaner cada verano, es muestra de ello. La mayoría de las personas que participan se encuentran en fase de recuperación.

Para Sara es su tercer año consecutivo en Huerto Alegre. A ella, como al resto de sus compañeros, le ayuda mucho compartir sus experiencias con otros chavales de su edad. "Aquí me siento yo, me libero, desconecto totalmente de todo. Me ayuda mucho la gente que conozco, el animarnos los unos a los otros, el cariño y el apoyo que tienes no se puede pagar". A punto de normalizar su vida, cuenta cómo ha superado la anorexia. "No es un camino de rosas y el primer paso es reconocer lo que te pasa. A raíz de ahí, todo es más fácil". Tal y como afirma, el proceso de recuperación es lento, por eso, la enfermedad no se puede abandonar de la noche a la mañana. "Lo más importante es dejarse ayudar. Nosotras mismas pensamos que esto no tiene salida. Necesitamos escuchar que se puede superar la enfermedad", comenta.

Todo reto es difícil y tiene sus fases. Por eso, al principio, no se es consciente de que existe un problema. "No quieres darte cuenta de que estás enferma. Eso es muy importante porque si no la ayuda no sirve para nada", afirma Sara.

Dejarse ayudar es un paso importante. Olvidar los malos recuerdos, también. Por eso, Huerto Alegre se transforma en un escenario donde los chicos se evaden del mundo. Así la vuelta a la clínica donde reciben el tratamiento se hace más fácil. "Durante estos ocho días, la comida es el menor problema, no pienso en ello", cuenta Sara. "El objetivo es que comprueben que pueden hacer una vida normal comiendo de todo", arguye la psicóloga Elena Martínez Peláez. Para ello, todo el personal que participa en el campamento se involucra y se suma a la causa. Hacen cinco comidas al día, a las mismas horas e ingieren las mismas calorías para demostrarles que se puede "llevar una vida corriente sin tener que engordar".

Coger kilos es el mayor miedo cuando abandonan el campamento. Después de una semana en la que han comido de todo y no han vomitado, pesarse es el peor momento. "Se asombran cuando ven los resultados. Se dan cuenta de que lo que han hecho es nutrirse y no han engordado", comenta el presidente de Adaner, Eduardo Oblaré. Y estas acciones las impulsan a seguir combatiendo la enfermedad cuando regresan a sus respectivas ciudades.

La ayuda psicológica es muy relevante para superar este tipo de trastornos alimenticios, ya que la anorexia y la bulimia son enfermedades que se convierten en un problema mental. Pero la función del nutricionista también es básica. "Además de enseñarles la secuelas físicas que puede causar la enfermedad, es importante que aprendan hábitos de vida saludables", comenta la nutricionista de la asociación Adaner, Carolina Oblaré. Ella les enseña a comer una dieta equilibrada y les muestra qué daños producen en su organismo dejar de comer o vomitar. En el caso de las personas que padecen anorexia "depende de la edad, dejar de alimentarse puede provocar un retraso del crecimiento, la falta de menstruación, osteoporosis prematura o hipotermia. En el caso de las bulímicas, con el vómito se produce desgarro en el esófago y desgaste de los dientes y, por supuesto, pierden las sensación de hambre y saciedad. Pérdida total de control", explica Carolina.

La anorexia y la bulimia tienen sus diferencias. Mientras a unas chicas tienes que incitarlas a echarse cualquier cosa a la boca, a las otras, hay que calmarlas porque la ansiedad las lleva a ingerir grandes cantidades de comida. En el caso de las personas bulímicas, el ansia de saciarse les lleva a darse atracones de comida. Más tarde llega la culpa y la consiguiente visita al cuarto de baño para vomitar. Aunque las chicas anoréxicas, en un estado profundo de la enfermedad, además de dejar de comer, también vomitan cualquier alimento que ingieren. Por eso el campamento adopta normas de control en las visitas al aseo. "El baño tiene una hora, de ocho a nueve de la tarde. Además, si se abren las puertas en otro momento, siempre es antes de hacer cualquier comida. Tenemos que esperar un tiempo prudencial hasta que hayan hecho la digestión", explica el presidente de Adaner.

Las emociones durante estos días se sienten a flor de piel. Por eso los psicólogos están preparados para atenderlos en cualquier momento. "No deben estar solas. Siempre hay un equipo con ellas para que no se aíslen. Porque esa es la tendencia por timidez y por baja autoestima", aclara Elena, la psicóloga. Un cúmulo de aspectos que hacen que la enfermedad se arraigue muy fuerte en aquellos que la padecen. Para ello, se realizan talleres que refuerzan su personalidad. Se mandan mensajes bonitos los unos a los otros , en los que destacan las cualidades de cada uno.

El culto al cuerpo se ha convertido en una "droga" en la sociedad actual y cada vez hay más casos de personas que caen en diferentes tipos de trastornos alimentarios. La anorexia y la bulimia nerviosa son lo más conocidos, pero existen otros difíciles de tipificar. Cuidar el cuerpo es importante. Sólo hay uno y tiene que servir para toda la vida. Pero no se debe pensar que la extrema delgadez simboliza belleza ni es síntoma de cuerpo saludable.

La anorexia, como la bulimia, se pueden superar. Los chicos de Huerto Alegre son conscientes de ello. Con la ilusión de que su mensaje llegue lo más lejos posible, gritan a los cuatro vientos para expandir esperanza. Para aquellos que aún están sumidos en la profundidad del bosque, seguro que si miran hacia arriba podrán ver, entre la penumbra, algún rayo de sol.

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