Granada

¿Tiene futuro el 15-M?

  • El profesor de Ciencia Política Carlos Taibo analiza la gestación del movimiento y reclama la inclusión de los adolescentes y del mundo rural para su supervivencia

El pasado junio, el movimiento 15-M decidió desmantelar todas las acampadas que se habían instalado en las grandes capitales de España y derivarlas en asambleas de barrio. Desde entonces, muchos se preguntan qué es hoy el 15-M y, lo más importante, si tiene futuro. "Corrían el riesgo de pudrirse", apuntó al respecto Carlos Taibo, profesor de Ciencia Política y de la Administración de la Universidad Autónoma de Madrid y miembro activo del 15-M, durante una conferencia que ofreció ayer en la Facultad de Filosofía y Letras de Granada.

En una sala abarrotada por políticos, estudiantes y profesores universitarios, Taibo se preguntaba qué habría ocurrido con el 15-M si al día siguiente, el 16-M, no se hubiera intentado desmantelar por la fuerza la acampada de la Plaza del Sol (Madrid). "La violencia ejercida sobre los movimientos sociales críticos acaban siempre por eliminarlos, pero con el 15-M no ocurrió así", dijo ayer Taibo, autor de una de las primeras publicaciones que vieron la luz sobre el 15-M (Nada volverá a ser como antes, de la editorial Libros de la Catarata).

El uso inteligente de las redes sociales, el talento y las tácticas organizativas, la ausencia de siglas ni partidos políticos, el descrédito general que gozaba la clase política y una crisis internacional incomprensible que asfixiaba cada vez más a la población sirvieron de ingredientes en un cóctel explosivo que derivó en el 15-M la primavera pasada.

"El movimiento abrió debates que estaban clausurados en la sociedad", recordó el conferenciante. Las revueltas árabes fueron un buen caldo de cultivo, pues los españoles veían en la TV que la gente podía acabar con regímenes dictatoriales sólo con salir a la calle a protestar. Aunque en este país la semilla estaba ya plantada, según el profesor, con la larga trayectoria de ONGs comprometidas socialmente.

Para Taibo, el 15-M tuvo dos almas en su gestación: los activistas de los movimientos sociales ("pacifistas, ecologistas, feministas, sindicalistas alternativos y movimientos de resistencia radical, todos muy libertarios") y, por supuesto, jóvenes indignados con escasa fortuna. Este último grupo fue clave, porque surgieron de manera espontánea y coincidentes en un horizonte vital vinculado a la crisis económica, pero todos con discursos meritocráticos. "Yo, que he estudiado dos carreras y he hecho un máster, me veo trabajando de camarero por 500 euros al mes", ponía ayer como ejemplo Taibo.

Era la primera vez que ambos coincidían en una protesta y sin programa. Los jóvenes indignados apuntaron directamente a la reforma de la Ley Electoral, con un cariz político claro; en cambio, los activistas reclamaban cambios estructurales radicales. Y a ambos les unía las reivindicaciones económicas. "Un discurso 'ciudadanista' frente a otro anticapitalista", estima Taibo.

Sin embargo, para el analista ni la corrupción ni la precariedad constituían el núcleo de los problemas, pues el mensaje del 15-M caló entre personas de muy distinto color ideológico. "Un 70% de la población, unos 8,5 millones de personas, llegaron a reconocer su participación en iniciativas del 15-M -informó-. Y el 54% de los militantes del PP defendían su existencia".

El 15-M ha logrado sobrevivir a un verdadero acoso mediático, según denunció ayer Taibo, ejercido por "tertulianos de la derecha" y por "medios más progresistas que trataban de rebajar el radicalismo del movimiento". Con el debate permanente de la violencia como cabecera, "a los medios sólo les interesa el 15-M si hacen una macromanifestación o si tiran piedras contra El Corte Inglés", añadió.

Pero la represión sobre el 15-M "le ha dado alas", afirma Taibo. El analista, como militante reconocido, apunta ahora hacia dónde debe mirar el movimiento para sobrevivir. Según él, hay dos sectores de la población que son claves y que el movimiento no ha sabido captar: los adolescentes y la gente del campo. "En las zonas rurales sólo se han movilizado personas que antes habían vivido en la ciudad. El mundo rural debe entrar en el 15-M", dice.

Taibo reclama una huelga general urgente y advierte de algunos peligros que pueden acabar con el 15-M: "sucumbir a las tentaciones gubernamentales o políticas, sobre todo ahora que el PSOE está en la oposición y se acerca peligrosamente"; que "se quede sólo con una vocación contestataria" o que "experimente divisiones internas". Él es partidario de afianzar el 15-M como una asamblea que promueva la autogestión frente al capitalismo más radical.

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