Granada

El mejor regalo de San Valentín

  • Gloria donó a su marido un riñón el 14 de febrero para evitar que éste tuviera que seguir asistiendo a diálisis · Son conscientes de que la nueva situación va a cambiar sus vidas

Andrés Villar jamás pensó que en un día tan señalado como el 14 de febrero, día de San Valentín, fuera a recibir el regalo que llevaba esperando desde hacía años, un riñón sano de su mujer. Un regalo único de los que unen para toda la vida y no se encuentran fácilmente. De hecho, cientos de personas llevan en lista de espera mucho tiempo para conseguir ese preciado tesoro.

Gloria Nava no se lo pensó dos veces a la hora de donarle a su marido uno de sus riñones. Tanto es así, que en el mismo momento en el que supo que el riñón de Andrés comenzaba a fallar, inició las pruebas pertinentes para conocer si alguno de los suyos podría ser compatible con el de su marido. "Las pruebas comenzaron en junio de 2010 y hemos pasado mucho hasta llegar hasta aquí porque nos han tenido que hacer un estudio completo, pero ha merecido la pena", explica Gloria. Además, el día en que le comunicaron que no había problema para que ella fuera la donante de su marido, no podía parar de pegar saltos de alegría, comenta sonriente. "Ese momento lo llevábamos esperando mucho tiempo", explica. Un largo camino al que ellos deseaban poner fin cuanto antes ya que, tal y como cuentan, la situación que sufría Andrés condicionaba mucho a la familia y entristecía a sus dos hijos pequeños de cinco y siete años.

"Si nos queríamos ir de vacaciones teníamos que planificar muy bien el viaje y escoger un sitio en el que hubiera un centro de diálisis", dice Gloria. Además, si "alguno de mis hijos cumplía años y su padre tenía que acudir ese día al hospital no podía ir", añade.

Una situación que han padecido durante tres años y medio en los que Andrés tenía que ir a diálisis tres días en semana, lunes, miércoles y viernes. Pero, además, la enfermedad le acarreaba otras complicaciones porque no podía comer lo que quería, sentía calambres y dolor de cabeza cada vez que volvía de las sesiones y aunque lo intentaba llevar lo mejor posible, era consciente de que sus familiares estaban sufriendo. "La gente que está a tu alrededor lo pasa mal y no disfrutas de los buenos momentos", afirma Andrés. Por eso, saben que gracias a esta intervención podrán poner punto y final a una etapa que oscurecía sus vidas y comenzar otra nueva. Son conscientes de que la vida les ha cambiado por completo y por eso, sonríen felices. "Mi vida a partir de ahora va ir a mejor", arguye Andrés.

La imagen de la mano de su mujer entrelazada con sus dedos y su mirada de agradecimiento clavada en sus ojos habla por sí sola. Ahora se sienten más unidos que nunca, aunque recuerdan que siempre lo han estado. "Esto es un momento que une mucho a dos personas, pero yo ya estaba unida de antes a él y por eso he hecho esto. Estoy muy enamorada", señala Gloria.

Pero, antes de que Gloria se decidiera a dar este paso tan solidario, Andrés ya vivía gracias al riñón de su madre, otra persona que le demostró que en los momentos más difíciles siempre iba a estar a su lado. Y es que a Andrés le ha sonreído la suerte por partida doble porque, aunque entre familiares es más probable que el riñón sea compatible, entre personas de distinta sangre, es más difícil.

Con tan sólo diez meses le detectaron este problema hasta que a los 24 años, su madre le donó un riñón con el que ha estado viviendo 21 años. Cuando empezó a fallarle, tuvo que recurrir de nuevo a diálisis y estuvo tres años y medio. Ahora, espera vivir gracias al riñón de su esposa todos los años que sean necesarios.

Llevan casados ocho años así que han pasado muchos san valentines juntos, aunque reconocen que ninguno como este. "Ha sido casualidad, pero me voy a acordar toda la vida porque esta fecha nunca se olvida. Es el mejor regalo que podía desear".

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