El colectivo de directores de los centros educativos públicos de Primaria y Secundaria está que trina. La Consejería de Educación les ha hecho llegar las nuevas instrucciones sobre la gratuidad de libros de texto del próximo curso en las que se les pide que no contemplen ningún tipo de material complementario que no sea el que subvenciona la Junta. Esto significa que no podrán pedir a las familias de los alumnos que compren ni una goma de borrar a sus hijos para el desarrollo normal del currículo.

La gratuidad de los libros de texto en la enseñanza obligatoria está contemplada en el Estatuto de Andalucía, es un derecho que tienen todas las familias, independientemente de cuál sea su nivel de renta o condición social, pero se circunscribe únicamente a los libros de texto.

Hasta ahora, cada centro educativo publicaba en junio un listado con el material escolar complementario que iba a precisar el alumno durante el curso para que las familias asumieran su coste. En él se pedía que compraran desde una caja de colores hasta los cuadernillos de ejercicios de cada asignatura.

Sin embargo, todos los años se recibían quejas de las asociaciones de padres y madres de alumnos por el desembolso económico que debían hacer tan grande a cuenta del material complementario. "En algunos casos había profesores que solicitaban que cada alumno comprase un paquete de 500 folios o llevase incluso varios rollos de papel higiénico. Al final el material complementario te podía salir por más de 100 euros de media", dice una madre.

Para el curso 2012-13, la Consejería ha preferido evitar las críticas de las familias y, dado el endurecimiento de la recesión económica, cortar de raíz. "En ningún caso podrá cargarse gasto alguno a las familias por la adquisición de los materiales complementarios ni exigirles ninguna carga económica que se deriven del desarrollo curricular de los libros de texto", advierte el Gobierno andaluz.

Las instrucciones han levantado de sus asientos a los responsables de la docencia. El sindicato ANPE critica que "una vez más imperen los intereses políticos sobre las necesidades didácticas y pedagógicas que implican el uso, que no abuso, de otro tipo de materiales que puedan ayudar a la calidad de la enseñanza".

Cada vez son más los profesores que defienden que los programas de gratuidad de libros de texto y material escolar esté sujeto al nivel de renta de las familias.

"Lo económico no puede dirigir lo pedagógico", apuntan en Asadipre, la asociación andaluza de directores de Infantil y Primaria.

Las instrucciones son claras en lo que se refiere al material financiado con cargo al programa de gratuidad, cualquier otro material deberá tener el visto bueno de la Inspección educativa, ya sea cargado a los gastos de funcionamiento del centro u opcional y voluntariamente adquirido por las familias.

Desde ANPE, se recuerda que los libros de texto de segundo y tercer ciclo de Primaria no son fungibles, han de tener una vida de cuatro años y ser usados por diferente alumnado, lo que exige no poder aplicar ciertas técnicas de estudio en ellos ni realizar algunas actividades didácticas.

Algunos profesores han alertado ya a las direcciones de los centros que con la nueva normativa no podrán exigir a los alumnos que compren una flauta para la clase de Música o que acudan a la de Educación Física sin zapatillas de deporte, por ejemplo.

"Los directores necesitaríamos ante algunos malentendidos o roces con las familias que las instrucciones marcaran no sólo lo que no se puede hacer o pedir, sino también la forma de financiación y criterios a aplicar al evitar el uso de estos materiales", argumentan desde Asadipre.

Los responsables de los centros exigen por tanto a la Junta que envíe a los centros un listado con el material de uso personal que pueden solicitar (criterio regional), para así informar cuanto antes a las familias del material autorizado. El presidente de ANPE en Granada, Manuel Pérez, asegura que "estas medidas acabarán por perjudicar aún más a la enseñanza pública, pues le resta calidad y contribuyen al hartazgo del profesorado, que ya no puede pedir a sus alumnos ni un mínimo material para desarrollar su función didáctica".