Granada

Si yo tuviera una escoba

  • Mientras los demás lucían el palmito, los barrenderos, la palmilla de su escoba; mientras otros recogían palmas, ellos boñigas. La peor basura no está en los parques sino en el parquet

POCOS saben que la escoba es el nombre de una planta parecida a la retama con cuyas briznas se confeccionaba un artilugio para barrer. Más conocidos son los símbolos que las escobas representan como acompañamiento mágico de las brujas que sobre ellas vuelan. Se dice que embadurnaban el palo con ungüentos afrodisiacos y al colocarlo entre las piernas acababan "volando".

La escoba es también símbolo de humildad; así se recoge en la iconografía de San Martín de Porres, Fray Escoba, por ser el de barrer oficio bajo. Los padres amenazaban con que acabaríamos de barrenderos si no estudiábamos; lo que llevaba a pensar que sería profesión ruin y mal vista.

Yo no estoy nada de acuerdo. Porque lo que el barrendero hace es limpiar lo que otros manchan; quitar la mugre que otros dejan. Como el profesor que limpia la ignorancia o la Real Academia que limpia y da esplendor a la Lengua española.

Corrían los años sesenta cuando Los Sírex popularizaron aquello de La escoba; tenían que competir nada menos que con Los Bravos, Los Brincos, Los Mustang y los demás. Yo, como era más romántico, me quedaba con los Quince años tiene mi amor del Dúo Dinámico o con mi tocayo José Luis, que se acompañaba de su guitarra para salir de paseo con la Mariquilla Bonita. Pero lo de la escoba y "cuántas cosas barrería" me daba que pensar. Aunque veo que los ayes del hambre, la pesada huella de la injusticia y los repartos desequilibrados son difíciles de barrer.

Cambian las escobas, cambia el aspecto del barrendero, pero no cambia la basura. Antes iban con escobones redondos de esparto, mal vestidos y con el 'caldogallina' en sus labios; pero acumulaban con rapidez y caminando de lado las hojas secas del paseo. Quizás los más humillados de todos eran aquéllos a los que se les asignaba la desagradable tarea de ir recogiendo los excrementos de los caballos en las procesiones, con su escoba y badil articulado y luciéndose a lo largo del recorrido ante la mirada de todos. Mientras los demás mostraban el palmito, ellos la palmilla de su escoba; mientras otros recogían hipócritas sonrisas, ellos las boñigas de la jaca.

Ingeniería ambiental

Hoy los veo perfectamente uniformados con su verde limón, escoba de peine y mango ondulado. La tecnología ha diseñado seguramente por ordenador la curvatura necesaria para que el esfuerzo sea menor, la recogida mayor y la eficacia mucho más grande; carritos adaptados y badiles especiales. Artilugios mecánicos que barren, riegan y dan esplendor, conducidos por pilotos especialistas que acaban recogiendo la hojarasca con total pulcritud. No sé el costo entre sueldos, combustible y amortización de la máquina necesarios para el barrido. Tampoco conozco el grado de contaminación acústica y atmosférica que pueda provocar. Estará bien estudiado.

Antes eran los barrenderos del Ayuntamiento; hoy son los empleados de Inagra, es decir, de la Ingeniería Ambiental de Granada. El cambio de denominación seguramente les obliga a nuevas competencias profesionales relacionadas con el ingenio y el medio ambiente; y supongo que con mejores retribuciones que aquellos pobreticos que barrían mi calle con el escobón de esparto. Por fin el ser barrendero o 'empleado de la ingeniería ambiental' ha dejado de ser una amenaza contra los malos estudiantes. Cambian los nombres, cambian las escobas y los sueldos, pero la basura es la misma y los que la generan son intemporales y nunca caducan.

Falta hacen en Granada bastantes barrenderos: son muchas las calles y los desaprensivos abundan; aunque la peor basura no está en los parques, sino en el parquet.

Sería bueno utilizar buenas escobas para otras suciedades, como las que se acumulan en los corrales de los envidiosos, en los establos de los corruptos y en los pesebres de los que cambian dignidad por un plato de lentejas. La escoba está pensada para barrer las calles, sobre todo tras los paseos de los perros, las jornadas del botellón y las campañas electorales. Aquí se necesitan escobones especiales porque resulta difícil barrer promesas hechas por rostros de hormigón que arrojan el papel y esconden la mano.

Si yo tuviera una escoba, aunque fuera de aquellas antiguas… ¡cuántas cosas barrería!

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