Los alérgicos se van a tener que armar de paciencia esta primavera, que ya ha brotado de lleno tras las intensas lluvias que hemos vivido en la provincia durante todo el invierno hasta la primera semana de abril. Estas precipitaciones, que han dejado por ejemplo un mes de marzo histórico con un nivel de lluvias que no se recordaba hace décadas, son las causantes de que ahora la primavera venga cargada de floraciones y por tanto de polen, el enemigo de los alérgicos en este tiempo.

Por tanto, se prevé una primavera "muy complicada" para estos pacientes, por cierto cada vez más numerosos al debutar cada año también alérgicos nuevos que hacen subir cada año la prevalencia de esta patología. Ya afecta a más de un 25% de la población.

Con todo, según el especialista del servicio de Alergología del Hospital Clínico San Cecilio de Granada Fernando Florido, hay un poco de esperanza a este anuncio. "Va a haber mucho polen. Eso a nadie se le escapa porque ha llovido mucho y va a florecer todo mucho. Pero otra cosa es que haya muchos síntomas. Depende de la curva del aumento de las concentraciones de polen, en la que afectan el sol, la temperatura y la lluvia". Si sigue habiendo días de lluvias servirá para aplacar un poco los niveles y bajar la concentración. Pero para saber eso habrá que esperar.

El problema cada año son las plantas silvestres, como la gramínea o la parietaria, que crecen sin control después de inviernos lluviosos como este y no hay coto por tanto a su floración. Lo cultivado, como el olivo o el ciprés, está más controlado pese a haber una superficie amplia en Granada de cultivos y mucho polen.

Ahora en abril los que ya están sufriendo los efectos de la primavera y del polen son los alérgicos al a gramínea y al plátano de sombra. En mayo llega el turno de los alérgicos al olivo, la gran mayoría de los diagnosticados en Granada, y en junio se juntan olivo y gramínea. Mientras, durante los tres meses, hay concentraciones altas de parietaria.

Pero la cantidad de polen no es siempre la misma y también depende la calidad. Por ejemplo, del olivo hay hasta 20 alergenos diferentes y según al que se sea sensible genera unos síntomas más graves u otros.

En años con altas concentraciones de polen como el que se pronostica suelen aumentar, según los expertos, el número de nuevos alérgicos. Personas que comienzan a serlo pese a no haber tenido síntomas antes estando en contacto con los mismo alergenos. Algo, según Florido, en lo que influye la concentración polen para 'activar' la alergia en la persona. "La incidencia aumenta en años con mayor concentración de polen", dijo. Y eso que ya más del 35% de la población tiene algún tipo de alergia.

Los síntomas son claros a ojos de los expertos. Normalmente afecta a más de un órgano y los habituales son conjuntivitis, rinitis y asma, que suelen darse combinados.

"Los síntomas de la rinitis son duración de más de una semana, cambio a lo largo del día, secreción nasal clara y más de 4 o 6 estornudos seguidos", explica Florido. Además, suele cursar con picor ocular y nasal. Otro asunto es si aparece la tos seca, indicio de que exista asma bronquial. Se diferencia de un resfriado común en que no cede y que sobre todo se da fuera de casa.

El diagnóstico de la alergia al polen además es sencillo de realizar pero difícil de interpretar. Ahora hay una técnica, la CRD, que permite "afinar" más y hacer casi un traje a medida de la alergia del paciente para mejorar también el tratamiento y que sea más eficaz.

Porque el tratamiento tiene distintas opciones. La primera es evitar el alergeno siempre que sea posible (evitar horas centrales del día, dormir con las ventanas del coche bajadas y no ir en moto, por ejemplo). Después están los tratamientos farmacológicos, como los antihistamínicos, corticoides inhalados u otros antiinflamatorios y broncodilatadores. Lo más novedoso son las vacunas. "Hay para todos los pólenes y se hace un estudio para que sea casi personalizada y conseguir la mayor eficacia de la misma", indica el alergólogo del Hospital Clínico.