Granada

Un 'checklist' para entrar a quirófano

  • El hospital Clínico va a ser referente en la aplicación de los protocolos de seguridad quirúrgica

Un avión y un quirófano se pueden parecer en la tecnología que emplean y en la responsabilidad tanto del piloto como del equipo médico sobre la vida de los pasajeros y pacientes. Por eso, si antes de volar se hace un 'cheklist' para ver que todo está correcto en el avión y se puede volar, en los quirófanos también hay que cumplir con un listado de verificación de seguridad quirúrgica.

Un proceso que ya está estandarizado y es de obligado cumplimiento desde que la Organización Mundial de la Salud creó en 2008 el listado de seguridad para todos los procesos tras comprobar que se cometían errores evitables. No es de extrañar, y aunque afortunadamente pasa poco sigue ocurriendo, que se vean noticias sobre que un paciente ha sido operado de algo que no tenía o que se ha 'olvidado' algún objeto quirúrgico en el interior del cuerpo del paciente operado.

Para evitar y reducir estos eventos adversos evitables está este listado de verificación de seguridad de la OMS que el hospital Clínico San Cecilio de Granada implantó en 2010. Y ha alcanzado tal nivel de resultados que está acreditada por la Agencia de Calidad Sanitaria de Andalucía (ACSA) y ha sido propuesto por el Observatorio de seguridad como centro mentor, es decir, como hospital de referencia y apoyo para el resto de centros en cuanto a esta adaptación de seguridad quirúrgica.

Esta revisión, según explicaron el director de la Unidad de Gestión del bloque quirúrgico del hospital, José Luis Costela, y la jefa de bloque de enfermería del área quirúrgica, Carmen Fernández, es sencilla pero útil y eficaz. De hecho, sigue el lema de que la "cirugía segura salva vidas". Y es que hay 'errores' que se pueden subsanar pero otros son irreparables.

"Con esta forma de trabajo se establece un listado de verificación común de forma reglada de manera que no hay posibilidad de que se pase algo", explica Fernández. "En el hospital operamos al día a 80 personas con lo cual hay que ser muy preciso, no puede haber lugar a error", matizó Costela.

El protocolo exige que se comprueben diferentes aspectos antes de que el paciente entre en quirófano, en la propia sala de operaciones y después de la intervención. Y, aunque parezca obvio, obliga a realizar preguntas básicas pero vitales: el nombre del pacientes para comprobar que de verdad sea el que se va a operar, la intervención que se va a hacer para que no haya dudas, la presencia de alergias o aspectos médicos que requieran de un plan de acción alternativo o la disposición de todo el material, entre otros. Si algo falla se ordena la paralización inmediata de la intervención.

Un protocolo que da seguridad al paciente pero también al profesional de que no va a haber problemas ni negligencias quirúrgicas.

Para su implantación, se forma a los facultativos de quirófano y al personal de enfermería para que conozcan el proceso. Al paciente se le entrega un folleto informativo para que también conozca lo que se hace.

Aunque este proceso es reciente (se implantó en 2010 en el hospital) no es que antes no se comprobara nada. "Antes cada hospital o servicio tenía su protocolo y también se seguían procesos de comprobación pero no estaba reglado, ahora se unifican procesos", manifestaron los expertos.

No en vano, según la OMS, en el mundo había como un millón de muertes por complicaciones quirúrgicas, lo que se había convertido en un problema de salud pública, y la mitad se podía evitar.

Según la evaluación de esta práctica, en el Clínico se realizó esta verificación en el 96,8% de las intervenciones quirúrgicas en 2012. "En las urgentes que son de vida o muerte se hace una comprobación básica porque muchas veces son pacientes que vienen directamente de fuera y no se ha hecho estudio y no hay tiempo para más. O se interviene o peligra su vida", aseguró Costela.

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