-Ahora se escucha todos los días, pero ¿qué es el federalismo?

-El federalismo es una forma de organización territorial propia de Estados compuestos, conformada a partir de entidades políticas que pactan para compartir estructuras de poder. Con fórmula de algún teórico del federalismo, implica conjugar autogobierno y gobierno compartido. Dada la situación actual de nuestro Estado de las autonomías, tras un desarrollo muy positivo, pero evidenciando que ha llegado a su límite, es necesario que en España procedamos a las reformas constitucionales necesarias para pasar a un Estado federal coherente y consecuente. Es la vía para reconfigurar el Estado español sin vernos atrapados entre el neocentralismo españolista, por un lado, y los movimientos secesionistas, por otro.

-Ha escrito: "O hacemos federalismo de verdad o el Estado español no se mantiene". Parece muy urgente...

-En medio de las crisis en la que estamos inmersos, la crisis institucional del Estado español, y especialmente de su modelo territorial, es muy grave. Las circunstancias han ido propiciando que dicho modelo se vea cuestionado, sobre todo, en los últimos tiempos, en Cataluña. Eso produce una deslegitimación muy fuerte del mismo que es necesario subsanar democráticamente. De ahí que se plantee la cuestión del derecho a decidir. El ejercicio del derecho a decidir por parte de la ciudadanía de Cataluña, en una consulta legal amparada por la Constitución, se vislumbra como paso ineludible para avanzar, con la necesaria confianza regenerada, hacia un Estado federal. Dada la realidad política de España, el Estado federal que necesitamos ha de ser plurinacional. Un "pacto federal" ha de partir del reconocimiento de las diferentes naciones. Es indispensable para abordar exitosamente la cuestión de las naciones que la Constitución del 78 no llegó a resolver del todo, a pesar del desarrollo autonómico posterior.

-Este tema parece estar pasando una factura más alta al PSOE que al partido del poder (PP), que en teoría tendría la responsabilidad de actuar y tomar decisiones. ¿Por qué?

-El tema del federalismo supone riesgos para el PSOE por ser la propuesta que, como nueva, se plantea frente a la recentralización del PP y las posiciones independentistas de los nacionalismos que se dan en ciertas Comunidades. Esas dos posiciones concitan adhesiones muy emocionales. Desde el campo socialista hay que mantener el empeño de ofrecer la propuesta federalista como vía para el largo plazo del Estado español, si lo queremos como Estado inclusivo, capaz de integrar democráticamente diferencias legítimas. Un proyecto federal para España es ante todo una propuesta de convivencia democrática.

-¿Qué les argumenta a los socialistas que no quieren ni escuchar la palabra federalismo, que no son pocos?

-En el seno del PSOE debe extenderse la convicción de que un Estado federal plurinacional es lo que necesita el Estado español para su futuro. Es, además, lo que resulta consonante con un partido que apueste por la profundización en la democracia, por la igualdad de derechos de los ciudadanos, por la solidaridad entre territorios y por la cohesión de un Estado compuesto y complejo. De ahí que sea razonable "invitar" a un federalismo social, cooperativo y pluralista. Eso supone la tarea de difundir cultura federal. Para hacerla creíble es imprescindible la sintonía entre PSOE y PSC, considerando la Declaración de Granada como común punto de partida para un camino transitable si queremos que en el futuro se siga hablando de un Estado español en el que se hallen mejor integrados los territorios que hoy lo componen.

-Según los últimos sondeos el PSOE no levanta cabeza, ni con el desgaste del Gobierno. ¿En qué hay que intervenir con más urgencia? ¿Primarias?

-El PSOE, además de elaborar buenas propuestas puntuales, ha de definir con claridad las líneas de fuerza de un proyecto político que se perciba como alternativo a la derecha. Resolver la cuestión de las Primarias es importante para clarificar cómo va a participar la militancia y la ciudadanía en la elección de candidatos, los cuales han de ser idóneos para consolidarse con un liderazgo democrático. Lo que no valen son propuestas contemporizadoras que no van a ningún sitio. A Rajoy, por ejemplo, no se le puede ofrecer un pacto contra la corrupción mientras mantenga el juego del encubrimiento político de todo lo que suponen el caso Gürtel y el caso Bárcenas. En una sociedad decente ciertos comportamientos en el ámbito político deben llevar a la dimisión. En ese sentido, también deberían haberse asumido a tiempo las responsabilidades políticas por el caso de los ERE.

-¿Y en Granada? ¿Cómo recuperar la hegemonía perdida?

-El PSOE debe pensar más en construir alternativas jugando un papel decisivo en la articulación de las izquierdas, que al modo tradicional de viejas hegemonías, que por lo demás se alejan como imposibles. En Granada hay que afinar en proyecto y candidatura si se quiere vencer la desconfianza y el escepticismo.

-¿La capital de Granada es un caso perdido para el PSOE?

-El PSOE granadino no debe dar por perdida la capital. Hay que seguir trabajando para encontrar los medios para que sea verdad que no es caso perdido. Y hay que profundizar en los tres vectores en los que se viene haciendo: propuesta, crítica y comunicación con la ciudadanía.