Granada

Pollos granadinos con genética propia

  • La familia Arenas ha logrado más de cien productos diferentes con el mismo origen

POLLOS de buena familia. Sin duda éste es un lema que se ha quedado en el subconsciente de los granadinos asociado a la empresa Pollos Arenas, una de las más grandes de Granada y también de las de mayor identidad de la tierra. Detrás de esta empresa, que sigue siendo familiar, hay muchos años de trabajo y evolución desde que en 1931 Trinidad Guerrero y su esposo Guillermo pusieron una tienda de huevos hasta que hoy en día son ya un grupo productor y comercializador que factura unos 40 millones de euros al año con distribución en toda Andalucía, varios puntos de España y exportaciones hasta a Hong Kong.

Miguel Arenas Lupión, abuelo de la actual generación de Arenas que está al frente de la empresa, se incorporó como trabajador en la tienda de huevos de Trinidad y Guillermo y poco después se quedó ya con el negocio. Pero cuando estaba en trámites de ampliación con el inicio de la introducción del pollo, fallece y se queda sola su viuda Angustias con sus cinco hijos. Entonces, los tres hermanos mayores tuvieron que dejar sus proyectos para meterse en el negocio y mantenerlo. Ahora está totalmente incorporada la tercera generación de Arenas.

Una curiosidad es conocer la cantidad de pollo que se consumen. Y los datos sorprenden. La empresa creó en 1984 el primer matadero de pollos y han pasado de procesar 1.500 pollos a la hora a 7.500 pollos a la hora. Multiplicando por días, semanas y meses, el resultado deja con la boca abierta: al año Pollos Arenas vende 10.500.000 pollos o lo que es lo mismo 26 millones de kilos de pollo, lo que hace una facturación a nivel de grupo de unos 40 millones de euros.

La empresa está totalmente verticalizada y no sólo se encargan del matadero y distribución sino que controlan las granjas, incubadoras y reproductoras de forma, "lo que nos hace tener un control exhaustivo de toda la cadena y garantizar la seguridad alimentaria en todo momento", detalla el director de Producción de la planta, Eugenio Arenas. Desde que se alimenta la gallina, se pone el huevo y se crían los pollos hasta que se procesan y preparan para la distribución, todo está controlado.

Arenas tiene granjas distribuidas en un radio de 200 kilómetros: alrededor de 100 granjas con una capacidad media de 25.000 animales.

Una vez obtenidos los pollos, en la planta de Santa Fe hacen el sacrificio, despiece, envasado, los productos elaborados y la distribución.

Y la variedad también parece impensable. Tienen 115 referencias: pollos, pechugas, alas, jamoncitos, contra alas, delicias, muslos deshuesados, con piel, sin piel, y luego la gama de elaborados con hamburguesas, salchichas, pinchitos, empanados, Kebab, pollo relleno, marinados, cocidos, etcétera. Y no solo pollos. En el grupo también la parte comercializadora cuenta con otros productos frescos como carnes de cerdo, ternera, pescado fresco y productos congelados.

"Todo se hace diario al ser un producto perecedero. Yo siempre digo que el pollo tiene dos vidas, una durante su permanencia de incubadora a granja y después ya en la industria con una vida más corta ya que en diez días tienes que colocarlo tú y el cliente", matiza Arenas.

Los pollos y productos de la empresa están a diario en toda Andalucía pero también hacen ventas esporádicas en toda España, sobre todo en Madrid. En exportaciones llegan a Hong Kong, Vietnam y Gabón (África). Su llegada a estos lugares remotos "comenzó con las patas de pollo, que es lo que más sale a estas zonas porque para ellos es una delicatessen y existen puestos en Asia que te ofrecen la pata de pollo en cartuchos". Ahora, el objetivo es meter el resto de los productos.

La imagen sin duda y el reconocimiento de la marca ya la tienen conseguida. Y la continuidad "está asegurada". "Hay un protocolo familiar y tenemos fuerza para seguir. De la tercera generación ya somos cinco los que estamos dentro con preparación para ello", matiza Eugenio.

Para ello cuentan con 300 trabajadores directos y otros 200 indirectos, estos a través de las granjas, que les ceden las instalaciones. Arenas les da el pienso y los animales.

El tipo de pollo de Arenas es propio. "A través de la incubadora tenemos la I+D que consigue la genética a través de las gallinas reproductoras. Lo que sale es una genética conseguida propia para nuestros pollos".

Producto que no se encuentra sólo en carnicerías sino que están en "tiendas tradicionales, mayoristas, minoristas, el sector horeca (hostelería, restauración y catering) y la gran distribución (grandes hipermercados)". "Esto se consigue con una flota propia que es también empresa de transporte que nos hace el trabajo y también a terceros como a Campofrío".

El negocio evolucionó también a los cash. Tienen dos. "En un principio como teníamos el matadero propio venía la gente a comprar en las instalaciones. Comenzamos con un mostrador y vendiendo el pollo en la puerta del matadero y la afluencia de clientes nos hizo abrir el primer cash dentro de Mercagranada en el antiguo matadero. Después al llegar a Santa Fe pusimos otros fuera y el segundo está en Armilla", explica Arenas.

Y siguen los planes de expansión aunque la situación es "dura y difícil" porque también se compra menos aunque sea la proteína más barata. Desde 2008 casi un 15% de la competencia ha desaparecido. Mucha población que consumía pollo también se ha ido del país, lo que se nota.

Esto no quita que haya que seguir invirtiendo en tecnología y clientes porque "si no la competencia nos absorbe". Las últimas inversiones han sido en una maquina para envasar que elimina la bandeja en todas las presentaciones y "permite reducir el consumo de plástico y que la manipulación sea menor en la propia fábrica y luego el cliente tenga más facilidad de consumo". Otra innovación es la adquisición de un horno donde se elaboran productos de quinta gama, que son los preparados y listos para calentar y servir.

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