Granada

"Siempre serás nuestra capitana"

El libro de condolencias recogió una mínima parte del dolor con el que la localidad de Pinos Puente despidió ayer a la teniente Carmen Ortega Cortés, fallecida a los 35 años en accidente aéreo. Una de las dedicatorias más sentidas estaba escrita por sus compañeros del Pinos Puente Club de Fútbol. Entre palabras cargadas de cariño, una frase, "Siempre serás nuestra capitana", dedicada a una mujer muy conocida en la localidad. Sus vecinos, que abarrotaron el pabellón municipal para asistir a la misa y acompañar a sus padres, Carmen y Pepe, y hermanas, destacaban lo cariñosa que era.

Unas 2.000 personas asistieron al oficio, que comenzó diez minutos antes de las ocho de la tarde y que vivió su momento más emotivo poco antes de finalizar, cuando se le hizo entrega a los padres de la bandera de España y de la Cruz del Mérito Aeronáutico, con distintivo amarillo, a título póstumo. El dolor con el que sus padres asumieron ese último esfuerzo arrancó las lágrimas de los pineros.

La despedida comenzó con los acordes del himno nacional y el cerrado aplauso de los vecinos que acompañaron la entrada del féretro en el pabellón. En la homilía, oficiada por el coronel capellán Francisco Nistal, se destacó precisamente el "cariño" con el que el pueblo había arropado a la familia durante el largo mes de búsqueda de los restos en el mar. "Los valores humanos de este pueblo son muy grandes", elogió el sacerdote, que también agradeció la entereza de los padres y familiares de Carmina, como la llamó afectuosamente. "Gracias por el ejemplo que estáis dando".

El helicóptero en el que la teniente Ortega realizaba unas prácticas junto con otros cuatro militares cayó al mar el pasado 19 de marzo en Canarias. Durante un mes se trabajó en la localización y rescate de los cuerpos, tareas que, finalmente, se dieron con concluidas el pasado martes. Desde ayer, el cuerpo de la teniente Ortega descansa en paz en Granada.

Fue una jornada larga. La familia de Carmen y del resto de compañeros fallecidos asistieron en la mañana a un funeral en la localidad grancanaria de Telde, que contó con la presencia del ministro de Defensa, Pedro Morenés, entre otras autoridades civiles y militares.

En el acto, que comenzó pasados unos minutos de las 12 de la mañana (hora canaria), el vicario general del arzobispado castrense, Pablo Panadero, aseguró que esperaba que éste no fuera solo "un acto institucional", sino que la misa "sirva" para que "devuelva" a las familias "un poco de paz y serenidad que "sienten no tener porque el corazón está roto".

Los tripulantes de la aeronave eran el capitán Daniel Pena Valiño, nacido en Vitoria pero con orígenes gallegos, de La Coruña; los tenientes Carmen Ortega Cortés, natural de Pinos Puente, y Sebastián Ruiz Galván, y el mecánico sargento Carlos Caramanzana Álvarez. Un quinto ocupante, el sargento Johander Ojeda, fue rescatado con vida a los pocos minutos del siniestro.

Morenés entregó, además, la Cruz del Mérito Aeronáutico, con distintivo amarillo, a título póstumo a los cuatro militares fallecidos, que depositó sobre las banderas de España que cubrían los féretros, que se encontraban frente al altar improvisado y a los pies de sus familiares, a la izquierda del sacerdote. A continuación se procedió a plegar las banderas, algo que hicieron sus compañeros de división, para que acto seguido el jefe de Estado Mayor del Ejército del Aire, Javier García Arnaiz, hiciera entrega de ellas a sus familias, que las recibieron entre lágrimas.

El funeral de Estado comenzó y acabó de igual manera, con el himno de España y la marcha fúnebre resonando dentro del hangar del SAR de la Base Aérea de Gando, con los ataúdes a hombros de sus compañeros. Durante el acto, en todo momento los familiares contaron con asistencia médica y la presencia de miembros de la Cruz Roja, aunque no fue necesaria su actuación.

Tras la ceremonia en Telde, el cuerpo de la teniente fue trasladado a la Base Aérea de Armilla, desde donde fue trasladado a Pinos Puente, que vive hoy la última de las tres jornadas de luto decretadas por su Ayuntamiento en señal de duelo. Al funeral oficiado en el pabellón asistieron personalidades civiles y militares, además de unas 2.000 personas. Tras la ceremonia, el féretro con los restos mortales de la teniente fue incinerado.

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