Hoy se celebra el Día del Trabajo y, por desgracia, hay miles de granadinos que no tienen nada que celebrar. Y sí muchos motivos por los que protestar. La manifestación central que este año acoge Granada partirá de Puerta Real liderada por una gran pancarta desde la que se clamará que 'Sin empleo de Calidad no hay Recuperación', el lema del 1 de Mayo. El problema es que a estas alturas de la crisis hay un colectivo de granadinos que no sólo no han 'catado' el empleo de calidad, sino que ni siquiera han tenido una oportunidad para demostrar su valía y su preparación: los jóvenes.

Los menores de 30 años se han revelado como el eslabón más débil de la cadena laboral. Son muchos los datos que demuestran que es uno de los colectivos que se está llevando la peor parte de una crisis que ha acabado con las esperanzas de miles de ciudadanos. El pasado martes la Encuesta de Población Activa publicada en detalle por el Instituto de Estadística de Andalucía ya ofrecía una de las claves para entender qué ha pasado con los jóvenes en el actual panorama laboral. La crisis ha expulsado en tan solo seis años a 28.000 jóvenes granadinos de menos de 29 años del mercado de trabajo. En el primer trimestre de 2014, la población activa de entre 16 y 29 años estaba compuesta por 81.700 miembros, un 25,5% menos que en el primer trimestre del año 2008. Obviamente habrá quienes hayan salido de este grupo simplemente por una cuestión demográfica, pero lo cierto es que el 'exilio' laboral de miles de jóvenes y la prolongación de los estudios para dar tiempo a que se recupere el mercado de trabajo son dos de los motivos claves para explicar estas cifras.

De hecho, el de los jóvenes es el único grupo de edad en el que se ha reducido la población activa, así que una cuestión demográfica no puede ser la única explicación. En el colectivo de entre 30 y 44 años el número de activos ha crecido un 11,6% (hasta los 190.800); en el de 45 a 64 años, un 27,4% (hasta los 163.600); y en el de 65 años en adelante, un 58,3% (hasta los 1.900).

Aunque no hay datos provinciales, la tasa de paro andaluza en el colectivo de jóvenes demuestra hasta qué punto su situación es delicada. Los mayores índices de paro de toda Andalucía se encuentran entre los trabajadores de entre 16 y 19 años (un 71,6%), los de entre 20 y 24 años (60,97%) y los de entre 25 y 29 años (39,5%).

En este mismo periodo de crisis, los parados que buscan su primer empleo han experimentado un crecimiento del 64,3%, hasta alcanzar los 11.500 miembros. Aunque la EPA no especifica la edad de estos desempleados, es obvio que la gran mayoría son jóvenes que buscan su primera experiencia laboral.

De hecho, en la estadística del paro registrado que publica mensualmente el Servicio Público de Empleo Estatal sí que se puede analizar por edad el colectivo de desempleados sin experiencia laboral previa. Al cierre de marzo de 2014, el colectivo sin empleo anterior estaba formado por 6.640 menores de 30 años, un 115,2% más que en el mismo mes del año 2008, cuando sólo eran 3.086 jóvenes sin experiencia. El caso es que el total del colectivo también ha crecido, pero a un ritmo bastante menor, pasando de los 6.055 desempleados sin trabajo anterior a 11.339, un 87,3% más. Es decir, que los jóvenes que buscan su primer empleo han aumentado casi 30 puntos porcentuales más que el colectivo en general.

En cualquier caso, los que la encuentran no pueden vanagloriarse de haber encontrado un empleo de calidad. En un momento en el que la precariedad se ha instalado en el mercado de trabajo, los jóvenes se llevan la peor parte. La estadística de Afiliación a la Seguridad Social que publicó la semana pasada el Instituto de Estadística de Andalucía desvelaba la enorme tasa de precariedad que sufren los jóvenes trabajadores granadinos. Los menores de 29 años apenas suponen un 16,7% del total de afiliados al Régimen General, pero acumula más de un 30% de los contratos temporales de todo el sistema.

No sólo eso. De esos jóvenes de menos de 30 años que trabajan por cuenta ajena, un 63,9% tiene que contentarse con un contrato temporal y, por tanto, de baja calidad. La estadística lo deja claro: sólo 9.573 jóvenes afiliados (un 31,9% del total) tienen un contrato indefinido, mientras que 19.130 tienen que contentarse con un contrato con fecha de caducidad y pocas perspectivas de futuro.

En cuanto a los contratos, en el mes de marzo, los mayoritarios fueron los de circunstancias de la producción y los de obras y servicio, donde el peso de los jóvenes es notorio, puesto que acumulan la cuarta parte de estas contrataciones precarias.