Granada

La Falla de Nigüelas, monumento natural

  • Este colosal accidente geográfico tiene un elevado valor científico, es un extraordinario recurso didáctico y constituye un atractivo adicional para el ecoturismo de la comarca

En el extremo occidental del macizo de Sierra Nevada, a los pies de la población de Nigüelas, se levanta este colosal accidente geológico, uno de los mejores ejemplos visibles de estas estructuras tectónicas que se estudian en las asignaturas de Ciencias Naturales, de la Tierra o del más moderno Conocimiento del Medio. Generalmente estas formaciones no son tan evidentes, ni tan cercanas a poblaciones, por lo que este enclave se convierte en un recurso didáctico de elevado potencial para comprender los diversos y a menudo complicados fenómenos geológicos.

Las rocas corresponden a materiales carbonatados del Complejo Alpujárride formados en el Triásico hace unos 225 millones de años en el fondo del Mar de Thetys.

El origen de la falla es bastante reciente, geológicamente hablando, puesto que empezó hace unos 7 millones de años en el periodo conocido como Tortoniense, y se ha activado en varios episodios, proceso que continúa de manera muy lenta en la actualidad.

Son como enormes espejos de roca grisácea y amarillenta que se levantan sobre el casco urbano de Nigüelas. La falla de Nigüelas, el testigo de un movimiento tectónico fruto del empuje de una acumulación de energía en el subsuelo que provocó la salida al exterior de un conjunto de rocas que, por fricción, surgieron perfectamente pulimentadas y de forma inclinada sobre la montaña de conglomerados que se había formado bajo las estribaciones de la sierra y lo que hoy es el Monte del Zahor.

Esta falla es uno de los rasgos geológicos más llamativos del Valle de Lecrín en Granada. Discurre por la base de las Sierras de Dúrcal, al Este, y del Manar, al Oeste, y es bien visible, incluso a gran distancia, entre los pueblos de Nigüelas y Padul. Esta falla, junto con otras más pequeñas, también próximas, es responsable de la existencia de zonas elevadas (Sierras del Manar y de Dúrcal, Cerros de la Solana...) y de zonas deprimidas, como la Depresión de Padul o la de la Rambla de Cijancos. Precisamente, la sucesión de bloques levantados (sierras) y hundidos (valles) conforma la fisonomía típica del paisaje del Valle de Lecrín.

En el Plan de Ordenación de Recursos Naturales del Parque Nacional y Natural de Sierra Nevada está incluido en el Catálogo de Georrecursos por su gran valor como patrimonio geológico. Cumple los requisitos necesarios que contempla la Estrategia andaluza para la conservación de la Geodiversidad por su valor científico, como recurso didáctico y como complemento turístico de la comarca.

La Falla representa un espectacular accidente tectónico que separa el macizo de Sierra Nevada, bloque levantado, de la Depresión de Dúrcal-Padul, bloque hundido que fue desplazado centenares de metros hacia el interior generando una cuenca que acabaría rellenándose con materiales más modernos (neógenos y cuaternarios), procedentes de la erosión de los relieves del entorno. Finalmente provocó un gran humedal pantanoso: la Laguna del Padul.

LAGUNAS Y TURBERAS

La Falla de Nigüelas conecta con una depresión tectónica sobre la que se instaló en el Cuaternario una cuenca endorreica, (cerrada, sin salida al mar), en la que convergen las aguas de escorrentía y subterráneas de los relieves que la flanquean, por un lado la Sierra del Manar, y por otro la Sierra de las Albuñuelas. Entre ellas se sitúan una serie de abanicos de depósitos aluviales.

En este lado hundido de la falla Nigüelas-Padul se formaron unas turberas en las que investigadores encontraron restos paleontológicos de gran interés, entre ellos los de un mamut del Pleistoceno Medio -hace unos 800.000 años- especie que vivió por estas latitudes en los fríos periodos, fases glaciales, cuaternarios.

La turba es una variedad de carbón con menor contenido en carbono (inferior al 55%) y con menor poder calorífico, que es utilizada como sustrato orgánico especialmente en horticultura. Las Lagunas y Turberas de Padul fueron incluidas en el año 2006 como Zona Húmeda de Importancia Internacional (Convenio Ramsar).

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