El descenso de menores inmigrantes evita el colapso en los centros de acogida

Desgraciadamente no se puede decir que hayan dejado de viajar pequeños en las pateras que llegan a las costas. De hecho, en las últimas eran numerosos los niños e incluso los bebés. Pero la diferencia con los que vinieron otros años es que ahora la gran mayoría llegan con sus madres o acompañados por algún adulto. La delegada de Igualdad y Bienestar Social, Magdalena Sánchez, asegura que se trata de una tendencia clara que trae como consecuencia una importante reducción en el número de menores inmigrantes que ingresan en los centros de la provincia, de manera que se evita el colapso que sufrieron en años pasados.

Los dos centros de acogida inmediata, que cuentan con 45 plazas y otros años se vieron obligados a albergar más de 60, este año atienden a 34 menores, según los datos de la Delegación. Los centros residenciales -a los que pasan los menores después, ya que los de acogida tienen un tiempo máximo de estancia- también están acusando el descenso, de manera que tienen ocupadas 372 de sus 394 plazas, cuando hace un año, según las mismas fuentes, albergaban a 383 menores.

"Está reduciéndose considerablemente la llegada de menores extranjeros no acompañados. Llevamos tres años con fuertes descensos", confirma Sánchez. En lo que va de año, según las cifras aportadas por la delegada, ha habido unos 60 ingresos y en todo 2007 el balance se quedó en un centenar, cuando en 2004 no bajaba de los cuatrocientos.

Estos números dejan en mejor situación a los centros de menores, porque el hecho de que lleguen acompañados cambia su situación. Obviamente en ese caso no se les separa de su familia, por lo que vuelven con ellos a sus países de origen. "Cuando llegan acompañados, se repatrian con los padres", explica la delegada, "pero si el menor llega solo se le acoge en los centros, igual que cuando un menor español está solo, porque el tratamiento es el mismo a los menores nacionales que a los extranjeros".