La elevación de las temperaturas y el alargamiento de los días que estamos viviendo ha despertado a la primavera en las cotas bajas de Sierra Nevada, que no han esperado a la llegada oficial, prevista para el próximo 20 de marzo. En la base de la Sierra, en las vegas medias y bajas, ya ha empezado a moverse la naturaleza. Durante las próximas semanas la primavera irá remontando por las laderas de nuestra gran montaña, poco a poco, de manera escalonada; primero alcanzará la media montaña y finalmente conquistará los borreguiles y prados hasta llegar a las cimas más elevadas del macizo. Cuando la primavera esté arriba, a los 3.000 metros, el verano dominará ya las zonas inferiores.

En la naturaleza, algunas especies han desarrollado estrategias para anticiparse al cambio del tiempo y otras basan su éxito en "saber esperar", pero todas responden a señales internas de carácter genético y otras externas de carácter ambiental. Esta combinación de señales provoca importantes cambios morfológicos y fisiológicos en la flora y en la fauna con la llegada de la primavera que suponen la puesta en hora, el inicio del ciclo biológico de las especies.

No sólo los cambios en la temperatura y la duración de los días anuncian el cambio de temporada sino que la naturaleza nos lanza múltiples señales que certifican el fin del letargo invernal.

El verde es ahora el color predominante. Verdes de toda clase, desde los de las hojas renovadas de los árboles caducos, hasta los verdes refrescados por la nieve y la lluvia de las coníferas; pero la primavera es ante todo una explosión multicolor de flores de todos los tamaños y formas, que componen una paleta infinita de gamas y tonos de todos los colores.

El primero en "tirar los tejos".

El verdecillo o chamariz es un pequeño fringílido de la familia de los colorines, pinzones o camachos. A primeros de marzo ya tiene construido su nido y es el primero en desarrollar cortejos nupciales. El plumaje primaveral del macho posee un color amarillo muy vivo en la frente, sobre los ojos, cerca de la nuca y sobre todo en las partes inferiores, desde el mentón al vientre, y en el obispillo.

Empieza la metamorfosis.

Las hembras de sapo corredor depositan sus huevos en charcas temporales. Una vez que eclosionan y se separan del cordoncillo de huevos, comienzan una lucha contrarreloj pues tienen que completar su metamorfosis y pasar de renacuajos a pequeños sapos antes de que el calor de la primavera-verano haga desaparecer el agua. En apenas un mes podrán vivir fuera del agua y aprender a enterrarse durante el día huyendo de sus enemigos.

Termina la hibernación.

Las ortigueras mariposean por las altas cumbres en verano y descienden hasta los 500-1000 metros en invierno, aletargándose, escondidas entre la vegetación, piedras o troncos. En los primeros días cálidos de finales de febrero o principios de marzo vuelven a su actividad los ejemplares de la segunda generación del año pasado anunciando la llegada de la primavera. En mayo-junio tendremos la primera generación de este año que remontará de nuevo hacia las cumbres realizando grandes desplazamientos y entre julio-agosto habrá una segunda generación que iniciará en otoño el camino de descenso de nuevo.

Sauces en flor.

Los amentos son inflorescencias racimosas, generalmente colgantes, características de ciertos árboles caducifolios entre los que se encuentra la familia de los sauces. Consisten en espigas articuladas por su base y compuesta de flores simples sin pétalos ni sépalos, de un mismo sexo, pues hay amentos masculinos, más alargados, y amentos femeninos. Aparecen en primavera antes que las hojas.

Primavera de Sierra Nevada.

El nombre genérico de las flores conocidas como primaveras (Primula) proviene del latín (primus o primulus: primero) y se refiere a la temprana floración. En el lenguaje de las flores, la prímula simboliza la juventud, la renovación o incluso un amor incipiente.

Las primeras orquídeas.

Las orquídeas son una familia de plantas que se distinguen por la belleza y complejidad de sus flores y por sus interacciones ecológicas con los agentes polinizadores y con los hongos con los que forman micorrizas. Su nombre proviene del griego (orchis: testículo) en referencia a la forma de los tubérculos dobles de las especies del género Orchis.