Granada

Valerianas de altura

  • La valeriana de Sierra Nevada es un endemismo bético presente también en las Sierras de Tejeda y Grazalema Vive en grietas de rocas al abrigo de los hervíboros

La valeriana de Sierra Nevada, (Centranthus nevadensis), forma parte de las Valerianáceas, una familia que contiene alrededor de 400 especies divididas en 12 géneros. Son plantas generalmente herbáceas con un olor desagradable característico que llega a perdurar en las muestras de herbario hasta más de un siglo. Algunas especies de esta familia se cultivan como planta ornamental y otras tienen una amplia tradición de utilización en Medicina.

El género Centranthus es de los más modestos entre las Valerianáceas. Se recogen cinco especies en la Flora Vascular de Andalucía oriental, dos de ellas, nuestra valeriana de Sierra Nevada (C. nevadensis ) y la valeriana milamores (Centranthus calcitrapae), están presentes en el macizo nevadense.

Representantes de esta familia podemos encontrarlos en casi todas las regiones del mundo, a excepción del continente australiano. En la cordillera de los Andes, por ejemplo, existen multitud de especies, creciendo una de ellas (Valeriana nivalis) a 5.000 metros de altitud; en nuestro continente abunda la valeriana común (V. officinalis), empleada desde muy antiguo como sedante -todas las especies que se apellidan officinalis hacen alusión a su uso farmacológico-.

Nombre común: Valeriana de Sierra Nevada

Nombre científico: Centranthus nevadensis

Distribución: Sierra Nevada principalmente y de manera testimonial en las sierras de Tejeda y Grazalema. Las poblaciones nevadenses se encuentran distribuidas por todo el territorio, tanto en la provincia de Granada como de Almería, son dispersas y con un número de individuos relativamente bajo. Los ejemplares citados en Marruecos pertenecen con probabilidad a una subespecie diferente.

Hábitat: Roquedos silíceos y calizos entre los 1.500 y 2.800 metros de altitud. Suele encontrarse en las fisuras de las rocas y en lugares bastante inaccesibles, considerándose esta situación como un lugar de refugio de la especie ya que los ejemplares al alcance del ganado doméstico o de la fauna silvestre están fuertemente ramoneados y difícilmente llegan a desarrollar ni flores ni frutos.

Grado de amenaza: Vulnerable.

Floración: De julio a agosto.

Propiedades: Tiene propiedades medicinales como antiespasmódica y se usa como calmante nervioso. Cuando se deseca desprende un característico olor a pies producido por el ácido valeriánico.

La valeriana de Sierra Nevada se encuentra asociada a una comunidad vegetal en la que se encuentran otras joyas botánicas de Sierra Nevada como el clavel silvestre, la siempreviva de Sierra Nevada, los dragoncillos, el abarcapiedras, los zapaticos de la Virgen, la romperrocas, las espuelillas o el helecho Polystichum lonchitis.

Hierba vivaz, algo leñosa en la base, multicaule (con varios tallos principales), cespitosa, glabra, (sin pelos) y glauca (verde claro). Los tallos pueden llegar a 50 centímetros, simples o ramificados en la base, erectos o ascendentes. Las hojas son pequeñas, de unos 50-60 por 5-7 milímetros; las basales son muy numerosas, las caulinares o del tallo, son opuestas, linear-lanceoladas a espatuladas, obtusas, enteras.

Las flores son zigomorfas, (simetría bilateral), hermafroditas y agrupadas en inflorescencias cimosas en el extremo de los tallos. El cáliz es muy reducido, a modo de reborde apical del ovario que es ínfero. La corola es gamopétala, (pétalos soldados entre sí), de color rosa fuerte o rojiza, con tubo de 10-15 milímetros, largo y estrecho, que lleva un espolón de 4-6 milímetros en la base y cinco lóbulos desiguales en el ápice. El androceo tiene un único estambre blanco amarillento o rosado. Fruto en aquenio, de unos 3,5 a 5 milímetros, estrechamente ovoideo, coronado por el cáliz persistente. Vilano con 16 a 20 setas plumosas.

En Sierra Nevada podemos encontrar otra especie muy interesante de la familia, la Valeriana apula, que vive en grietas o fisuras de los roquedos silíceos (micaesquistos), por encima de los 2.700 metros de altitud en el piso crioromediterráneo. Forma parte de comunidades vegetales de las cumbres, más o menos sombrías, de baja cobertura pero de un gran interés botánico por su abundancia de especies endémicas como la manzanilla real, la zamárraga, la violeta de Sierra Nevada o las espuelillas. Esta especie es de distribución ibero-magrebí y podemos encontrarla en Picos de Europa, Pirineos o en el Rif (Marruecos). Las localidades en Sierra Nevada son escasas y el número de individuos es muy reducido lo que se debe a su carácter relíctico y su gran especificidad ecológica además de a la presión hervíbora por parte de los ungulados.

La valeriana que se usa medicinalmente es la especie Valeriana officinalis, valeriana común o valeriana de las boticas, muy rara de encontrar en Sierra Nevada, ejemplares silvestres pero que se ha cultivado en diferentes localidades. De ella se extrae uno de los grandes fármacos para equilibrar el sistema nervioso. Se usa mucho como sedante, ansiolítico y calmante en el histerismo, manifestaciones neurasténicas (insomnio, neurosis, calambres abdominales, hiperexcitabilidad, etc), en las alteraciones menopáusicas y como antiespasmódico en sentido lato. En algunas personas su uso como sedante suave puede tener el efecto opuesto, provocando excitación.

Tiene efectos psicoactivos sobre el comportamiento de los gatos, que parecen ser placenteros puesto que su olor les atrae para consumirla, de ahí que se conozca también como hierba de los gatos.

Su uso como hierba medicinal se remonta a la antigua Grecia y el Imperio Romano. Hipócrates describió sus propiedades, y Galeno, posteriormente, la prescribió como remedio para el insomnio.

Hay una controversia sobre la etimología de esta familia de plantas. Unas teorías apuntan a que el nombre del género y de esta familia botánica deriva del latín medieval, ya sea en referencia al nombre de Valerio, (bastante común en Roma), o al de la provincia de Valeria, fundada por el emperador Diocleciano en el año 298 y situada en la actual Hungría. Otras corrientes la relacionan con la palabra valere, que significa 'para estar sano y fuerte' y que guardaría relación con su utilización en la medicina popular para el tratamiento del nerviosismo y la histeria.

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