Granada

Pequeños inquilinos de la Alhambra

  • El monumento cuenta con más de 160 especies de fauna vertebrada Los anfibios y los reptiles conquistan al visitante.

La Alhambra no son solo los palacios nazaríes. El complejo monumental más visitado de España alberga toda una diversidad de fauna solo perceptible cuando se agudizan los sentidos.  Es así como puede contemplarse las ranas que toman el sol junto a las albercas, el zigzagueo de las culebras en las aguas, o el espectacular vuelo de las libélulas que juegan en el aire.

Un conjunto de especies que sigue muy de cerca el técnico de fauna del complejo monumental, Juan Ramón Fernández Cardenete, que realiza un seguimiento exhaustivo de los reptiles que habitan en el monumento. Fernández, que estudió Biología, empezó a trabajar en 2007 a través de un programa de voluntariado. Por aquel entonces las especies más usuales de la Alhambra eran la rana y el sapo común. Sin embargo, muy pronto se formalizó su relación con el Patronato, donde empezó a trabajar en un censo de anfibios y en la recuperación de especies como el gallipato o el sapo partero bético que con anterioridad habían vivido en el monumento. "Previamente hicimos una revisión bibliográfica sobre las citas de antiguos anfibios que había por aquí. Además, elaboramos encuestas a antiguos colonos de la Alhambra. Estos últimos nos dijeron que hace años había gallipatos (como lagartos que van por el agua)". Tras realizar estas comprobaciones, Fernández decidió incorporar estas especies que ahora viven a sus anchas en el Partal, el Generalife, y los cármenes asociados al Patronato como Peñapartida y Bellavista. Del gallipato también sabían que estaba en el Darro. Lo mismo ocurría con el sapo partero bético. "Hemos visto poblaciones reproductoras en el Darro. Por el tipo de sistema de acequias es muy probable que también estuvieran aquí", detalla Fernández, que recuerda que la presencia de estos anfibios "hace sostenible el mantenimiento de jardines urbanos con la protección de anfibios amenazados".

También hay chinches acuáticas, muy útiles para el control de los mosquitos sobre todo en puntos de agua con escasa renovación, babosas o caracoles. Todos ellos están recogidos en paneles informativos. "Queremos sensibilizar al visitante de que no todo en la Alhambra son los Palacios Nazaríes", explica Fernández, que detalla cómo una de las atracciones más interesantes de las albercas para los más pequeños son las ranas. "Hay niños que nunca las habían visto antes, se muestran expectantes cuando a las once de la mañana salen del agua para tomar el sol".

El biólogo explica que otra de las especies más llamativas es la culebra viperina. "Es un ofidio que no muerde, se defiende solo por el olor que es agre y repulsivo. Llama mucho la atención porque algunos ejemplares son muy grandes. Es muy llamativo".

Uno de los momentos de máxima expectación en las albercas se produce durante los días de limpieza. Cada año, un grupo de jóvenes dirigidos por Félix Garrido se encarga de vaciarlas para sacar todo el lodo y volverlas a llenar de agua limpia. Garrido, que trabaja en el monumento desde hace casi treinta años, es todo un experto en la materia. 

"Al principio era más complicado porque tardábamos en limpiarlas casi un mes. Ahora, en quince días o veinte están listas", explica Garrido, que en estas jornadas de limpieza ha encontrado casi de todo. Según explica, cada vez que se hace el vaciado "capturan" todo tipo de artículos. "Antes tiraban monedas, pero ya han dejado de hacerlo", explica este hombre mientras controla el vaciado de la alberca del Partal ubicada ante el Palacio de Damas.

A medida que va bajando el nivel del agua, los trabajadores que acompañan a Garrido recogen todos los peces y los ubican en espuertas de gran tamaño repletas de agua. Los anfibios se los entregan al biólogo Juan Ramón Fernández, que los coloca en una especie de nevera de corcho.

Una vez han sido extraídos todos, son devueltos a las aguas de otras albercas hasta que finalice la limpieza del Partal. "También nos encargamos de regular la densidad de peces que viven en las aguas", destaca Fernández, que afirma que en ocasiones hay tantos peces ornamentales que ni se ven. "Ellos mismos se autoregulan pero a veces trasladas unos cuantos a otras albercas para dejar las densidades oportunas". Respecto al tipo de pez, se trata de  carpines dorados, originarios de China y Japón, que se pusieron de moda durante la dinastía de los Habsburgo en jardines románticos de los palacios reales y se expandieron por toda Europa.

De vez en cuando, el biólogo también ha encontrado algunas especies no deseadas. Según explica, hay personas que adquieren animales que no saben cuidar y que, en un momento dado, abandonan en la Alhambra o en el Carmen de los Mártires. "Por ejemplo nos hemos encontrado galápagos exóticos. Hubo un tiempo en que se llevaba tener en casa las tortugas de florida pero la gente no contaba con que este animal puede crecer hasta los 25 centímetros, huele mal y transmite enfermedades". Ante estos casos los animales son capturados y entregados a las administraciones competentes.

También hay una gran cantidad de gatos que se alimentan, fundamentalmente de la comida que les entregan los turistas. Esta población es controlada mediante la esterilización de las hembras. Aunque, el trabajo de Fernández se centra en los anfibios, pues otros compañero se encargan de las rapaces nocturnas o del seguimiento de los vencejos.

En los últimos años el Patronato de la Alhambra y el Generalife ha realizado una serie de investigaciones para conocer la fauna que presente en el monumento. Según este documento, hay 161 especies de fauna vertebrada agrupadas en 22 órdenes y 56 familias. 

Además de las especies de peces, anfibios y reptiles, destaca toda una serie de mamíferos y aves como la garza real, el búho real, el abejaruco, la oropéndola, el pito real, o el ruiseñor pero también la ardilla roja, el tejón, el zorro, o la cabra montés. Cabe destacar que también se realizan medidas de manejo de fauna silvestre para que su presencia no afecte a otras especies más sensibles. Esto ocurre, por ejemplo con el jabalí, que puede afectar a la garduña así como a los jardines del monumento.

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