La década perdida del AVE
La primera fecha oficial para la llegada de la Alta Velocidad a Granada fue 2007, un plazo anunciado tanto por el PP como por el PSOE Si se cumple la última promesa de Fomento, el tren funcionará con una década de retraso
La historia del AVE a Granada, que comenzó a gestarse en el año 1984, está llena de tropiezos, retrasos, cambios de planes y broncas políticas. Y, sobre todo, de compromisos incumplidos. Desde que en 2001 comenzara la tramitación del proyecto bajo el gobierno del PP y con Francisco Álvarez Cascos como titular de Fomento, el AVE a Granada ha tenido, al menos, seis fechas de finalización y puesta en servicio. La Alta Velocidad tendría que haber llegado a la provincia en el año 2007, coincidiendo con la entrada en funcionamiento del AVE de Málaga. Así lo prometió en su día el propio Álvarez Cascos, y lo confirmó el socialista José Blanco cuando, en un acto de campaña en 2004, aseguró que en 2007 volvería a Granada y lo haría en "un AVE en debidas condiciones: en el que va a hacer José Luis Rodríguez Zapatero". Nueve años después, el AVE sigue sin entrar en Granada y, con suerte, si no hay nuevos obstáculos que prolonguen todavía más los plazos, lo hará en otoño del año que viene, exactamente una década después de la primera 'llegada' de la Alta Velocidad.
Apenas unos meses después de que Blanco hiciera esa promesa, ya con el PSOE en el Gobierno y Magdalena Álvarez como ministra de Fomento, la inauguración del AVE de Granada desapareció del calendario de 2007. Los socialistas prometieron entonces un "AVE de verdad" -el mismo que reclaman ahora las plataformas de La Chana y Rosaleda y Loja-, y no el ferrocarril de una sola vía planteado inicialmente por Álvarez Cascos. Así que, puesto que cambiaba el proyecto, cambiaban las fechas. De hecho, durante determinados periodos, normalmente alejados de los años electorales, los responsables políticos han evitado poner fechas al proyecto, poniendo reparos para aventurar plazos cuando quedaba por delante mucha tramitación o la resolución de algunos de sus principales obstáculos. Claro que los políticos no siempre han sido tan cautos, como bien demuestra la hemeroteca.
La reformulación que entonces hizo el Gobierno socialista del proyecto del AVE, concebido en tiempos de bonanza económica y cuando la crisis era todavía una realidad inimaginable, no ha sido la única que ha sufrido desde entonces la Alta Velocidad. Y conforme avanzaba el tiempo, se hacía más y más patente que no, que el AVE no llegaría en 2007, como tampoco lo haría en 2013, la siguiente fecha prometida por las administraciones. En el año 2009, cuando la estación de tren ya había sido encargada a Moneo y los graves problemas para resolver la Variante de Loja y la integración del AVE en la ciudad ya eran una evidencia, el recién nombrado presidente de la Junta de Andalucía, José Antonio Griñán, prometió que el AVE llegaría en 2013, y así se lo hizo confirmar al todavía presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero.
Sin embargo, pronto llegaron las rebajas. Si las declaraciones de Griñán se produjeron en junio de 2009, en su primera visita institucional a Granada como presidente autonómico, en octubre el entonces secretario de Estado de Infraestructuras, Víctor Morlán, aseguró que era "prematuro" confirmar la llegada de la Alta Velocidad en 2013, habida cuenta de que todavía faltaban los estudios informativos de dos tramos: la Variante de Loja y la entrada en la ciudad. Estos dos proyectos aparecen como una letanía en prácticamente todas las informaciones sobre la Alta Velocidad y han sido los que han alimentado la polémica y los retrasos en la infraestructura. Porque sí, ha habido otros escollos (el cambio del trazado para evitar los restos de Medina Elvira; los vertidos de las obras en Loja, que paralizaron los trabajos durante algunos días; el hallazgo de tumbas romanas en La Chana; o el modificado solicitado también por una de las empresas que desarrollan los trabajos en la capital), pero los verdaderos obstáculos se han centrado en la integración y en la Variante de Loja.
Y no se puede hablar de esos dos problemas sin hacerlo de la crisis económica. Porque, en proyectos como estos, todo puede reducirse a una cuestión de financiación. El dinero -más bien su falta- fue lo que hizo que los socialistas comenzaran a admitir que el AVE no llegaría en 2013. Ya habían comenzado los planes de ajuste del Gobierno, y aunque en 2011 José Blanco se tiró a la piscina asegurando que el AVE estaría listo para el año siguiente -coincidiendo, una vez más, con la cercanía de unas elecciones-, lo cierto es que los responsables del Gobierno habían comenzado a evitar comprometerse con la Alta Velocidad granadina.
El cambio de Ejecutivo con la victoria de Mariano Rajoy en las elecciones de noviembre de 2011 también trajo cambios importantes para el proyecto. La ministra Ana Pastor, que en su primera visita a Granada rehusó dar fechas para la terminación del AVE, comenzó a dejar claro desde el primer momento que el proyecto encargado por los socialistas al arquitecto Rafael Moneo para la estación de tren era poco realista, y que los 753 millones de euros que costaba el proyecto la dejaban "sin respiración". Eso fue en marzo de 2012. En octubre de ese mismo año, Fomento confirmó que la estación de Moneo quedaba descartada, que el AVE llegaría a Andaluces y que lo haría en superficie en una primera fase. Un año después -tras una agria polémica política entre el entonces alcalde, José Torres Hurtado, y la ministra, a cuenta del proyecto del regidor para que el tren llegara al Cerrillo de Maracena-, Pastor confirmó el plan al que se ha ceñido Fomento desde entonces. El de Granada sería un AVE en dos fases: una primera provisional con la adaptación del trazado tradicional por Loja (descartando por tanto la polémica Variante), la implantación de un tercer carril para su entrada a Granada en superficie y su llegada a una remozada estación en Andaluces. Y una segunda fase, que sigue sin tener fecha, donde se acometería el soterramiento y se daría una solución definitiva a su paso por Loja. Con este proyecto, según la ministra, el AVE llegaría a Granada en 2015, una fecha que adelantaba incluso la establecida por Fomento apenas medio año antes, en el que se hablaba de 2016.
Pero llegaron más problemas en Loja, y el conflicto con la empresa encargada de los trabajos, a la que, cosas de la crisis, se le adjudicó la obra con una baja del 50% sobre el presupuesto inicial. La UTE formada por Dragados y Tecsa se adjudicó los trabajos en enero de 2015, en abril se cortó el tráfico ferroviario (que ya acumula 558 días) y en agosto comnenzó las obras tras conseguir el permiso medioambiental de la Junta de Andalucía, un trámite al que se adjudicó la responsabilidad de cualquier posible retraso. A principios de este año, la empresa paralizó los trabajos reclamando un modificado del 10%, abriendo un conflicto con Fomento que se solucionó finalmente el pasado lunes. Tras los plazos prometidos por Álvarez Cascos, Magdalena Álvarez, José Blanco y Ana Pastor -todos incumplidos-, el ministro Rafael Catalá anunció en su visita del jueves una nueva fecha para el calendario del AVE: otoño de 2017.
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