No hace muchos años que llevar un tatuaje se asociaba a ciertos estilos de vida o no estaba bien visto. Llevar un tatuaje era una marca con ciertas reminiscencias sociales. Hoy día, no sólo está demandado socialmente sino que se considera una forma artística de creación que sustituye los tradicionales pinceles y lienzos por la propia piel del tatuado.

Aida Ortiz Otero, de 34 años, es una profesional del tatuaje. Lleva 10 años dedicándose al oficio al que se unió casi por casualidad. "Conocí a un tatuador que vio mis dibujos y me propuso trabajar con él y me enseñó la técnica", explica Ortiz.

Su formación es artística, es licenciada en Bellas Artes, por eso ella realiza los diseños de sus tatuajes. Cambió el papel y el lápiz en estilo realista por la tersura de la piel y el surco de una aguja. Es mucho más difícil, pero ella lo prefiere, le supone un reto. A lo largo del día realiza muchos tipos distintos de dibujos, pero con los que más disfruta es con los más realistas. "He tenido que hacer retratos en tatuaje, y el representar el gesto y la imagen me supone un reto que me gusta", asegura.

La tatuadora granadina lleva en su nuevo estudio Pink Tatoo seis años. Está situado en la céntrica calle Horno de Haza y tiene un amplio catálogo de imágenes.

Ella también lleva tatuajes en su cuerpo, de unos está más contenta que de otros, pero así asegura al cliente la calidad del trabajo.

Además, Aida, tiene un grupo de rock, Arisca, con el que ha grabado una maqueta recientemente y para el que compone letras en español y de contenido duro, "de la vida misma". Lleva un año con este nuevo grupo, pero desde los 12 años está relacionada con la música. Ambas pasiones conforman su día a día.