Granada

El Cristo de la Yedra, un ejemplo a seguir

  • El Ministerio de Educación premia al colegio con 40.000 euros por los buenos resultados obtenidos con un taller de teatro en la atención del alumnado que presenta necesidades educativas especiales

El Cristo de la Yedra se ha convertido en un centro de referencia en toda España. El Ministerio de Educación acaba de reconocer la calidad de la atención que presta al alumnado con necesidades educativas especiales concediéndole el primer premio de una convocatoria nacional que está valorado en 40.000 euros.

El único colegio andaluz premiado en esta edición lleva 25 años apostando por la "escuela inclusiva" en defensa de los más necesitados y es un ejemplo de cómo la voluntad de unos pocos pueden dar frutos heroicos con una buena organización.

Vinculado a los jesuitas, el Cristo de la Yedra es un centro concertado (90%) de Infantil, Primaria y Secundaria perteneciente a la congregación Jesús María, que tiene presencia en otras dos instituciones de Granada (el Colegio Mayor para universitarios y la escuela infantil de Pinos Puente) y en 24 más en todo el país.

En él estudian unos 938 alumnos, de los que 70 tienen necesidades educativas especiales: 9 con síndrome de Down, parálisis cerebral, autismo y espina bífida; 58 con discapacidad intelectual, hiperactividad o disfasia, entre otros; y 3 superdotados. Además tienen escolarizados a 35 inmigrantes y a un número indeterminado de menores que viven en casas de acogida.

"Aquí tenemos de todo", dice con satisfacción la directora de Secundaria, Carmen Serrano. Este alumnado tan heterogéneo es atendido por 61 docentes que reciben el apoyo de 6 enseñantes especializados en integración, 4 educadores, un fisio y un logopeda. Conseguir estos números no ha sido tarea fácil. Han hecho falta 25 años de apuesta por la coeducación desde su fundación (1963), en una época en la que nadie se atrevía a innovar.

"Fuimos los primeros en implantar clases mixtas y en defender la educación de los más necesitados", explica Serrano, quien recuerda cómo en los primeros años hacían una labor de barrio e iban a los hogares en busca de los niños "subnormales" (como se les llamaba antes) para que fueran escolarizados. Este proceso de socialización atrajo a numerosas familias desfavorecidas. "El claustro del Cristo de la Yedra se planteó ser consecuente con una realidad escondida. Los niños discapacitados ni siquiera salían a la calle porque eran una vergüenza para sus familias", dice Francisco Lorite, director de Primaria.

De hecho, hubo un hito en la historia de este colegio que marcó su trayectoria actual. En septiembre de 1983 la Administración les lanzó un SOS tras el cierre de la Escuela Hogar de Armilla, un antiguo orfanato que albergaba a más de un centenar de niños huérfanos, ya que "ningún centro público o privado estaba dispuesto a escolarizar a tantos niños de golpe a pocos días de comenzar el curso", relata Serrano.

Los profesores aceptaron la demanda, pero tuvieron que poner patas arriba la escuela. "Fuera libros de texto y fuera todo el material reglado -cuenta la directora-, empezamos a trabajar con materiales que elaboramos nosotros y con actividades alternativas donde se pudieran integrar".

Fueron las primeras experiencias de integración que ahora se imitan en los centros educativos de toda España.

La creatividad fue uno de los pilares del éxito: sus docentes idearon actividades alternativas de acogida, de teatro o semanas culturales donde los más desfavorecidos pudieran escribir y expresarse como el que más. Una base para iniciar la integración.

Ha sido precisamente una de estas actividades, la del teatro, por la que el Gobierno ha premiado al Cristo de la Yedra.

El director general del centro, Manuel Marchante, recalca que el colegio "se basa en gran medida en su acción tutorial".

Los profesores aprovechan las vacaciones para realizar cursos de formación sobre pedagogía y didáctica. "El tutor ayuda a gestionar el grupo, aunque son los alumnos los que finalmente realizan esta función", destaca Lorite. Desde Infantil tratan de inculcar las bases de la solidaridad y la responsabilidad para que, cuando lleguen a Secundaria, sea inherente a ellos.

Marchante insiste en que el secreto de atención de los alumnos con necesidades especiales está en "la integración" y en "plantear retos que ellos puedan superar".

Así, lo que se concebía como un elemento de baja calidad provocó un efecto inverso. El centro ha ganado en prestigio y atrae ya a numerosas familias con un nivel sociocultural más alto. "Incluso las que se mudan a otras zonas siguen trayendo a sus hijos y nietos al colegio", apunta Serrano.

Ahora es el momento de las felicitaciones. El día que este periódico visitó el colegio, un inspector de la Delegación de Educación se acercó para darles la enhorabuena y el rector de la Universidad de Granada, Francisco González Lodeiro, les envió una carta en el que felicitaba a todo el equipo del colegio "por la calidad de trabajo que desarrollan día a día". Con el premio dicen que van a adecuar más espacios y colocar más rampas y ascensores.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios