Las nuevas tecnologías aplicadas a la convocatoria del botellón se han convertido en los últimos años en un quebradero de cabeza municipal. Seguramente, parte de los más de 20.000 jóvenes que decidieron ayer acercarse al botellódromo de Méndez Núñez sabía que en Tuenti, al menos durante unos días, había sido colgado un llamamiento a consumir alcohol en la calle con la excusa de la Fiesta de la Primavera. Lo que es menos probable es que aquel que lo convocó en su momento -convocatoria que posteriormente desapareció de la red tras las amenazas municipales de dar con su autor a través de la IP- supiera el éxito del que iba a gozar su iniciativa.

Las previsiones del Ayuntamiento de Granada tampoco iban mal desencaminadas. Los responsables municipales idearon un dispositivo para que el botellón no se extendiera por la ciudad. Un centenar de agentes velaría por que así fuera. El operativo comenzó el jueves pero se sabía que el día fuerte sería el de ayer. Y si en la víspera la jornada había sido tranquila, la de ayer cumplió con lo esperado.

Sobre las 13:00 horas comenzó a llegar gente el botellódromo de Méndez Núñez. Se cifraba la afluencia en unas 150 personas, según la Policía Local. Pero ya a esa hora pululaban por la ciudad varios centenares de jóvenes divididos en grupos con un denominador común: bolsas de supermercado cargadas con todo lo necesario para afrontar una jornada de botellón. Y todos fueron a parar, más tarde o más temprano, a las espaldas de Hipercor.

Un discreto despliegue policial evitaba problemas mayores en zonas como la Plaza de Toros, Plaza Nueva o el Campo del Príncipe. Pero la Avenida Severo Ochoa, su intersección con Camino de Ronda y la bajada a Arabial eran otra historia. La gente fluía hacia el botellódromo con cierta inercia, respaldados por el buen tiempo y las ganas de fiesta. Y cuando se llegaba al cruce a las puertas del centro comercial, se vislumbraba a las 18:00 horas la entidad del macrobotellón que se avecinaba. A esa hora, fuentes de la Policía Local cifraban la presencia de jóvenes en Méndez Núñez en unas 5.000 personas. Una hora después, la cantidad se doblaba, llegando a las 10.000 almas consumiendo alcohol. Y sobre las 19:00 horas, las mismas fuentes empezaban a mencionar las 15.000 personas.

Al llegar al cruce de Méndez Núñez con Arabial se escuchaban, además de la marabunta y todo lo que ello implica, básicamente dos cosas: el claxon de los coches y un policía local haciendo uso de un megáfono. Un cordón policial cortaba el camino a aquellos que intentaban llegar al botellódromo y el agente aseguraba que "el botellódromo está colapsado". Asimismo, recomendaba "dar la vuelta a Hipercor". Así que el camino era un poco más largo, pero el destino el mismo. Las colas de jóvenes seguían fluyendo un poco más y terminaban accediendo a un botellódromo saturado, lo que obligó a los agentes a lo largo de la tarde a cortar la calle María Moliner y dejar a los botelloneros tomar la calzada y los aledaños del centro comercial. La policía también permitió que se bebiera en la explanada de los Salesianos, con una cabida aproximada para unas 10.000 personas más.

El botellón también se esparció hacia la rotonda de Méndez Núñez, con gente cruzando continuamente desde la isleta al botellódromo con el tráfico rodado pasando y teniendo que parar para evitar atropellos. Sobre las 20:30 horas, la Guardia Civil de Tráfico -que también participaba en el operativo diseñado por la junta de gobierno local- cortó la salida de la Circunvalación hacia Méndez Núñez. Fuentes del instituto armado informaban que la salida estaba colapsada y con esta medida se intentaba que no ocurriera lo mismo con la circunvalación. Lo que no impidió que ya a la medianoche más de 20.000 personas permanecieran en el botellódromo de Méndez Núñez.