Granada

"Cuando un investigador logra la estabilidad laboral ronda los 40 años"

Todavía es difícil evitar que la palabra investigador evoque imágenes de genios algo extravagantes que pasan la vida dedicados a sus experimentos y sin demasiado contacto con el exterior. Pablo Moreno, presidente de la Asociación de Jóvenes Investigadores Precarios, es claro a la hora de explicar que el tiempo debería haber terminado con este estereotipo que no se corresponde con la realidad actual: "La labor investigadora ya no es como antes. Cuando se hacía una tesis doctoral tenía que ser sobre un tema inédito y consistía en algo que se hacía para uno mismo". Ahora, cuenta Moreno, "desde el principio te dicen qué tienes que publicar" por lo que se cuida que los resultados sean de conocimiento público.

Cada investigador aporta así su granito de arena a la comunidad científica y es tan fundamental sacar a la luz los trabajos que "el nivel de un centro se mide por el número de artículos publicados". El presidente defiende la importancia de la investigación básica como paso previo a otra más práctica y que de ésta se benefician las empresas y la sociedad: "Sin ella no hay investigación aplicada. Para hacer muebles se necesita madera, por lo que debe de haber personas dedicadas a las matemáticas o la física pura, igual que para que existieran los ordenadores primero tuvo que surgir la física cuántica".

Pero de las publicaciones viene el principal conflicto que denuncian. Como muchos jóvenes, la asociación ha asumido hasta en sus siglas la condición de precarios para hacer referencia al mal compartido que sufren. Se trata de la "utilización de becas como contratos laborales", situación que ASI quiere invertir, transformando la primera situación en compromisos laborales estables regulados por el Estatuto de los Trabajadores.

Desde ASI luchan contra la eternización de la figura del becario que impide llegar a ser un investigador con mayúsculas. "Nació en el mundo de la investigación y se ha ido extendiendo", cuenta Moreno sobre estos noveles del mundo laboral. "El problema es que lo que publicas beneficia a la institución y eso requiere un contrato", dice.

Dentro de este objetivo principal de acabar con la precariedad, se encuentra la lucha continua contra las "becas con cargo a proyecto", donde una institución recibe dinero público para contratar personal para la realización de un proyecto y ésta lo dedica a reclutar becarios.

En la línea del panorama habitual, la incertidumbre aparece en el horizonte profesional de los jóvenes investigadores, por lo que otra de sus principales reivindicaciones se refiere a la definición de la carrera investigadora. ASI pide la clarificación de los pasos y plazos en la vida laboral, caracterizada por la inestabilidad.

Los comienzos se compaginan con los cursos de doctorado o los másteres, donde "eres alumno y trabajador a tiempo parcial". Pasan un año como "sin papeles", apodo con el que se conoce al Investigador Sin Remuneración Regulada (ISRR), donde se las ven con un "infierno burocrático".

Una vez terminada esta fase comienza la verdadera 'aventura', donde el presidente de ASI plantea una pregunta: "¿y ahora qué hacen los doctores?". Tienen cuatro años por delante para realizar la tesis. Un bienio como becario y otro contratado, pero salen muy pocas plazas y las convocatorias de becas para ir al extranjero -las más recurrentes ante la dificultad para conseguir financiación- pueden tardar más de un año en aparecer, por lo que el parón puede alargarse hasta dos años.

"En el extranjero es más fácil quedarse contratado, pero aquí habría que tener unos 40 años para alcanzar la estabilidad laboral". Hasta este momento, se suceden salidas y regresos del extranjero, épocas sin empleo y otras con contrato. "Lo suficiente para que tu pareja se haya hartado de ti", bromea Moreno. Considera "casi imprescindible" salir fuera y señala que Granada exporta talentos de la investigación a gran número de países, de donde se regresa con un buen currículum. En España, asegura que el sueldo ronda los 1.200 euros, de los que no está descontento.

Una de las mayores críticas va para el empresariado local, al que tacha de mirar a corto plazo al no invertir en investigación. Sus resultados requieren paciencia, algo más común el ámbito público, dice.

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