El instituto público Pedro Jiménez Montoya de Baza tiene el honor de tener en su claustro de profesores con un referente nacional en calidad educativa. Se llama Mercedes Laguna y da clases de Lengua y Literatura en dicho centro desde 1992. Ha sido allí donde ha fraguado en los últimos quince años una metodología cuya objetivo primordial es que los alumnos "aprendan a aprender", que no es poco. Su trabajo, recogido en forma de memoria bajo el título La capacidad de comunicarse y construir el mundo, ha sido galardonado este año con el premio nacional Francisco Giner de los Ríos, dotado con 15.000 euros, y que otorga el Ministerio de Educación y el BBVA.

-¿Cómo ha fraguado su metodología pedagógica?

-Empecé de forma anárquica. Mi objetivo era que los alumnos de cuarto de ESO y primero de Bachillerato aprendieran gramática, que es muy ardua. Recurrí a textos literarios clásicos que servían de base en nuestro programa de biblioteca escolar, proyecto que obtuvo el premio nacional de Buenas Prácticas en 1997; y empecé a sistematizarlo en el aula.

-¿Y cómo consigue enganchar a los jóvenes con los clásicos?

-Al analizar Misericordia de Galdós, Caperucita en Manhattan de Martín Gaite, Cumbres Borrascosas de Brontë o la primera parte del Quijote de Cervantes, por decir algunos, les hago ver que en estos textos se habla de cuestiones psicológicas y sociales que conecta con sus vidas. Al principio, cuando ven la fecha de referencia del libro siempre me dicen que es muy antiguo o viejo, pero cuando encuentran un referente de interés surge la motivación por investigar y saber algo más del texto.

-¿Es difícil para los jóvenes 'aprender a aprender'?

-Es una de las ocho competencias básicas que tenemos, de hecho, todas las demás funcionarán si se domina ésta. A partir de la lectura, la labor de investigación es fundamental, porque les exige que se queden con lo básico, con lo que ellos desean aprender. Pero muchos creen que investigar es sólo buscar una palabra en Google y no es así. Necesitan que se les oriente, que se les de unas claves en su búsqueda e incluso decirles cómo se hace un resumen o un esquema para adquirir una metodología de trabajo. Para motivarlos hacemos un concurso en el centro con los trabajos de investigación.

-¿Usted cree que esta generación de jóvenes está menos motivada que sus predecesores?

-En absoluto. Los jóvenes de hoy en día son enanos en hombros de gigantes. Tienen un nivel cultural mayor que sus progenitores, porque sus padres están mejor formados de lo que estuvieron sus abuelos y dominan mejor las nuevas tecnologías. Cada generación es más capaz que la anterior. Pero necesitan que se les diga cómo se puede investigar con las nuevas tecnologías, que no todo es el corta y pega. Por ejemplo, con el libro de Cumbres borrascosas, les muestro el contenido psicológico de la novela, las decisiones que se toman en ella, los amores... que les interesa mucho a los adolescentes; y cuando consigo motivarles les hago investigar para que profundicen más.

-¿Cuáles son sus herramientas?

-Además de los libros, literarios o de ensayo, estudios psicológicos, sociológicos y filosóficos, películas, webs y programas de televisión. Con ayuda además de compañeros y de los padres.

-¿No encuentra reticencias a implicarse en nuevos métodos?

-No. Bueno, en el caso de los padres, es verdad que al principio vienen pocos a mis citas, pero luego se contagian unos a otras cuando se enteran de los resultados. Y en los compañeros la implicación es total.